Más de un vecino de Villímar se echó a temblar ayer por la tarde cuando paseaba por la ribera del Vena y observó que en el agua flotaba un reptil de tamaño considerable. No se movía, pero la imagen de un caimán de más de un metro en el cauce causó alarma en más de un caminante. Al punto de que quienes lo divisaron dieron la voz de alarma a los bomberos de la capital, que enviaron a una dotación con el fin de 'rescatar' al animal.
Los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento acudieron tranquilos, porque ya sabían que no se las iban a tener que ver con Godzilla ni nada parecido. Además, por la información aportada por los testigos, tenía toda la pinta de que el cocodrilo estaba muerto.
Cuando llegaron allí, nada más ver al animal panza arriba y con una de sus extremidades fracturada -más bien desenganchada del resto del cuerpo- se dieron cuenta de que no solo se trataba de un cadáver, sino de que además estaba disecado. Lo cogieron, lo subieron al vehículo que habían movilizado y se lo llevaron al parque con el fin de depositarlo en un sitio mejor que en un río.
El 'rescate' se produjo en el entorno del puente que conecta el pueblo de Villímar con el barrio nuevo, que es continuación de la carretera de Poza. Eran las 20 horas más o menos cuando los viandantes dieron el aviso y, hasta que llegaron los bomberos, se reunieron no pocos curiosos.
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