Que lluevan violines para Las Candelas

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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El colegio de la Barriada Inmaculada hace un llamamiento para que quien tenga este instrumento en casa y no lo use, se lo done. El objetivo es formar una orquesta con la que sus niños y niñas conozcan y disfruten de la música

Todo el alumnado de Las Candelas conoce bien a Martín, el violín que toca Teresa, al que le encanta estar en brazos de los escolares. - Foto: Alberto Rodrigo

Las Candelas es un colegio distinto a los demás, muy especial. Tiene un patio con un árbol enorme que da una sombra muy fresquita en primavera, divertidas pintadas tanto en sus muros exteriores como en las paredes interiores y unas acogedoras instalaciones en las que solo el suelo parece recordar que está en funcionamiento desde hace más de medio siglo, porque el resto está pintado de colores brillantes y en sus pasillos mandan los libros, los murales y los mensajes que tienen que ver con la convivencia y con la paz. Hay más cosas que le hacen singular: En él estudian y lo pasan bien niñas y niños de hasta 30 países diferentes y su matrícula está siempre abierta, pues es habitual que todas las semanas lleguen un par de alumnos nuevos o que otros se marchen siguiendo las necesidades de sus familias. Para rematar y que la cosa se parezca mucho a un cuento, la directora es una violinista, Estíbaliz Rueda, que ha comenzado su tercer año al frente de la tarea tan compleja que es llevar a buen puerto un cole de 300 alumnos de a partir de un año, la mayoría procedentes de entornos socioeconómicos plagados de dificultades.

En estas aulas, Rueda se encontró con otra violinista, la profesora de música Teresa Castañón, que además es la coordinadora de convivencia y tan entusiasta de las buenas ideas como la directora. Así que entre ambas y con el apoyo del resto del claustro se han propuesto crear una orquesta escolar este año a base de violines. El proyecto se llama Strings of light (Las Candelas es bilingüe), que quiere decir Cuerdas de luz, y, de momento, está buscando ejemplares de este instrumento de todos los tamaños a través de las redes sociales. Aquí, ampliamos su petición: todas aquellas personas que tengan uno en casa y que ya no lo utilicen pueden donarlo para que el mayor número de niñas y niños puedan aprender a tocar, disfrutar de la música, ocupar su tiempo libre y romper la brecha que, por sus condiciones sociales, les mantiene alejados de determinadas manifestaciones culturales.

¿Qué numero necesitamos? Cuantos más violines recibamos, más niños podrán participar"
Estíbaliz Rueda, directora del CEIP Las Candelas

La idea es que en los talleres que Las Candelas tiene por las tardes y que van a empezar en octubre los peques puedan empezar a familiarizarse con el instrumento: «Las dos tenemos violines en casa y lo que nos gusta es tocarlo y enseñarlo y este curso nos dijimos '¿y si nos animamos y montamos una orquesta?' Y en ello estamos», cuentan. La orquesta del colegio  tendrá entre sus miembros a estudiantes de entre 1º y 6º de Primaria que, de momento, se van a centrar en los violines, sin descartar que a largo plazo puedan incorporarse otros instrumentos de cuerda. Y no parten de cero porque entre los que tienen las dos y otros que han aportado sus muchas amistades del ámbito de la música ya cuentan con 9. ¿Cuál sería el número ideal con el que trabajar? «Pues cuantos más violines, más niños. La demanda la tenemos, los niños quieren tocar porque llevan cuatro años viéndome hacerlo a mí, porque conocen al instrumento por su nombre, que es Martín, y porque es un elemento que forma parte de su día a día en el colegio», indica Teresa.

De esta manera, la chavalería va a contar con un espacio diferente de crecimiento, con una oportunidad preciosa para asomarse al arte: «Para nosotras es importantísimo que se sientan bien aquí, la convivencia es un pilar fundamental de este colegio porque la mayoría de los niños llegan con una mochila muy pesada y nuestro objetivo es que puedan sentirse mejor y expresar sus sentimientos; después... ya veremos las mates y la lengua», relata Estíbaliz. Teresa añade que, a esas edades, la tristeza se manifiesta de muchas maneras y que la música es una buena forma de canalizarla: «El hecho de llegar a un país nuevo, probablemente dejando muy lejos a su madre o a su padre, hace que necesiten un proceso de validación, de autoestima y confianza. Por eso cuidamos al detalle la convivencia porque la tristeza se puede expresar de muchas maneras, como desde la rabia, y el colegio les ofrece un espacio de calma para hablar de lo que les preocupa. Además, la música nos une. El otro día llegó un niño de la India, que no habla castellano, pero la clase de música la siguió como uno más haciendo percusión corporal y tocando el xilófono».

El otro día llegó un alumno hindú. No habla nada de español, pero se integró muy bien en clase de música"
Teresa Castañón, profesora de música

Estíbaliz y Teresa se proponen también quitarle a la música el sambenito de ser una maría porque, a su juicio, es algo fundamental para la vida, que cambia el estado de ánimo y ayuda a estructurar el cerebro. Además han comprobado de sobra que resulta un bálsamo para niños que llegan de situaciones muy duras: «Nuestro fin último es que los niños sientan que pertenecen a este espacio vengan de donde vengan, que pertenecen a Las Candelas».   Esta demostración artística, además, va a recorrer el proyecto  que el centro tiene para todo el curso basándose en las distintas nacionalidades del alumnado con el lema Desde todos los rincones, un solo corazón «y siempre con la música como hilo conductor».

Más información: CEIP Las Candelas, correo electrónico: 09000975@educa.jcyl.es, teléfono: 947244763