Acaba de cumplir 18 años y desde que era casi un bebé se ha emocionado siempre escuchando música. Asier Mediavilla recuerda que cuando era pequeño pedía a sus padres que le pusieran una y otra vez los discos de música clásica para niños que andaban por casa. Luego, con 7, se apuntó a la academia Ritmo y cuando cumplió 11 años superó las pruebas de acceso para entrar en el Conservatorio Profesional Rafael Frühbeck. Fue ahí cuando eligió el violonchelo, el instrumento sin el que hoy no entendería la vida: «El chelo hace que me sienta alegre y suena muy bien», resume este burgalés con síndrome de Dowm. «Cuando está tocando irradia felicidad», confirma su madre, Nuria Franco.
Tal es su afición y los beneficios que le aporta que no hay día en que Mediavilla no toque el violonchelo, incluidas las vacaciones en el pueblo palentino de Valles de Valdavia donde se lo lleva consigo. Le gusta interpretar música clásica de compositores como Suzuki (Allegro), Purcelli (Rigadoon), Mozart (La flauta mágica), Lully (Gavotte) o Tchaikovsky (El lago de los cisnes). Pero también se divierte con el country de Happy farmer, las bandas sonoras de películas de Disney como La bella y la bestia, Pocahontas y 101 Dálmatas, o recordando a Morricone en El bueno, el feo y el malo. «Lo que Asier transmite mientras toca es increíble. Se nota la emoción que siente por la música», añade su madre.
Sus aptitudes las ha demostrado participando en la Orquesta Piccola del Conservatorio, en los cursos de verano Enclave de Pradoluengo, el Campus Nacional de Música Villa de El Tiemblo (Ávila) y al Curso Nacional Suzuki de Buitrago de Loyola (Madrid), además de en algún concierto, como el recital que ofreció en mayo al concluir sus estudios en el centro Rafael Frühbeck (no ha podido continuar en el conservatorio porque este tipo de enseñanzas no están adaptadas para personas con discapacidad cognitiva).
Ese currículum en el que se deja ver su tesón, pero sobre todo la pasión por el violonchelo, y el hecho de que quiere seguir formándose es lo que ha impresionado a la Fundación SIFU, que promueve el talento sin barreras, para otorgarle una de las quince becas anuales que otorga a músicos y bailarines españoles con discapacidad. La beca SuperArte tiene como objetivo impulsar los estudios de música y danza entre artistas profesionales y amateur con diversidad funcional. En el caso de Asier Mediavilla cubrirá los gastos de este curso en la Escuela Municipal de Música Antonio de Cabezón, donde está matriculado, a través del patrocinio de la empresa Alma Carraovejas. El premio lo recibe hoy en la gala que se celebra esta tarde en Barcelona.
Más adelante es probable que ofrezca un recital para la Fundación nacida en el seno del centro especial de empleo SIFU. Porque dentro de las labores que lleva a cabo en pro del desarrollo artístico de las personas con diversidad funcional, organiza la Gala más IN, el evento de arte inclusivo más importante de Europa y en el que participan los artistas becados.