Eran las 10 de la mañana del 7 de febrero de 2023 y el acusado iba puesto de anfetaminas y cannabis. Drogas y conducción no casan demasiado bien, y el acusado no tardó demasiado en demostrarlo. Tras una maniobra irregular en un área de descanso de la AP-1 la Guardia Civil lo persiguió por la autopista durante varios kilómetros pero, en lugar de parar, embistió a las dotaciones que se ponían a su altura para sacarlas de la calzada y librarse de una detención que acabó produciéndose. Ahora el juzgado de lo penal número 2 de Burgos le ha impuesto una condena ejemplar: 4 años y un mes de prisión por sendos delitos contra la seguridad vial y de atgentado en su modalida de comisión con vehículo a motor.
El imputado es un joven holandés de 23 años de edad que se detuvo en un área de descanso próxima a la capital. Tras ofrecer un cigarro a un conductor que hablaba con dos agentes de la Benemérita, se incorporó, derrapando, a la AP-1, sin respetar el ceda el paso, de manera que un camión tuvo que pegar un frenazo para no colisionar con él. Los dos guardias civiles salieron detrás de él y observaron que conducía en zig zag y pisando el freno, al mismo tiempo que cambiaba de carril de manera sorpresiva y sin señalizarlo.
El coche patrulla puso las luces y encendió la sirena, si bien el conductor hizo caso omiso a todas esas señales. En el kilómetro 16 de la autopista los agentes lograron ponerse a su altura y se colocaron delante para que se detuviera. En lugar de parar chocó contra la parte de atrás del vehículo policial y después le golpeó lateralmente. En ese momento la dotación pidió refuerzos, porque el conductor se había convertido en un peligro para el resto de usuarios de la AP-1.
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