El Ayuntamiento de Miranda pelea por no capar futuras inversiones. Lo hace frente a Arasur, el polígono construido justo en la frontera con Álava. En este punto está proyectado un gran complejo de hasta seis centros de datos. Ya hay uno construido y Merlin Properties edifica el segundo. Esta instalación necesita una gran cantidad de energía y la obtiene de la subestación eléctrica de la ciudad. El problema reside en que ese aporte no es infinito, por lo que se reparte entre ambos territorios. Así lo explica el concejal de Promoción Económica, Miguel Ángel Adrián, quien además puntualiza que con las necesidades de los dos pabellones autorizados «la capacidad de suministro está prácticamente colmatada para proyectos electrointensivos».
Según detalla el representante municipal, el problema afecta a esas propuestas electrointensivas, una característica que se asigna «a actividades que requieran un consumo entre el 20 y 50 megavatios de potencia». Esta necesidad se asocia a inversiones atractivas para el tejido local y Adrián reconoce que «tenemos algún proyecto de este tipo sobre la mesa, unos en fase embrionaria y otros más avanzada». Por este motivo, Miranda maniobra para hacer posible su instalación, aunque para eso hay que garantizar el suministro.
El representante del PSOE indica que se han reunido con Iberdrola para que la corriente cubra todas las necesidades. De no ser posible, demandan un reparto en el que la ciudad no pierda. En este sentido, Adrián puntualiza que la distribución se ejecuta «en función de las solicitudes, por lo que el primero que pide una potencia determinada y está disponible en ese momento se la queda». Ahí, hay que recordar las previsiones de Merlin Properties, quien ha anunciado una inversión en Arasur de 3.300 millones de euros para su megaproyecto de seis centros de datos.
Si lo cumple, dejaría a la ciudad en una posición muy comprometida, teniendo en cuenta que solo con los dos actuales el suministro está condicionado. Adrián explica que no todas las inversiones se verían comprometidas, ya que por ejemplo «en Ircio cada parcela, no solamente las vendidas, tienen una reserva específica de potencia». Esa industria «que podamos denominar ordinaria» tendrían garantizado el suministro, aunque en este punto la guerra energética también puede capar inversiones, ya que por ejemplo Panattoni instala una empresa con una mayor asignación que la estipulada podría tener problemas.
Iberdrola concede la potencia por orden de llegada y eso puede afectar a la ciudad
La magnitud de todo esto hace que en la vecina comunidad también muevan ficha y presionen, aunque lo hacen en una escala superior, ya que Arasur no es el único lugar en el que ven condicionadas inversiones. Sobre esta «saturación eléctrica», se ha manifestado el lendakari Imanol Pradales, quien demanda un mejor del suministro para la vecina comunidad y así no cortocircuitar actuaciones en cartera. Además, hay que recordar que estuvo presente en la inauguración del primer edificio de su centro de datos en Arasur.
De todas formas, el respaldo a esta instalación en el País Vasco no es unánime. Recientemente, EH Bildu demandó reconsiderar el proyecto que se construye en la vecina localidad alavesa de Ribabellosa, porque tendría «un consumo energético anual de 2.628 GWh, similar al consumo eléctrico anual actual en toda Álava», critican.