Álex Sancris fue el único de los fichajes que el Burgos CF realizó el pasado verano que no tenía experiencia en el fútbol profesional. Tanto la dirección deportiva como el cuerpo técnico coincidían en que se trataba de un diamante en bruto y una incorporación de mucho nivel pese a llegar de divisiones inferiores. El tiempo les está dando la razón.

Cuando firmó por el Burgos pronto surgió la intrahistoria de su trayectoria y su pasado como mecánico cuando jugaba en Tercera con el Trival Valderas. Compaginaba el taller y el fútbol hasta que fichó por el Leganés B. Ha tenido que luchar para seguir dando pasos hacia adelante y como blanquinegro sigue mostrando ese perfil de 'currante' que le ha hecho ganarse la confianza de Jon Pérez Bolo y el cariño de la grada. Responde sobre el césped y en estos momentos comparte los galones de máximo asistente con Curro Sánchez.

Sus virtudes lucen sobre todo en tareas ofensivas, aunque también hace los deberes en defensa y ayuda en la contención. Sabe que es algo imprescindible, pero explica que no le supone un esfuerzo extra porque es algo que le sale de forma natural. «Me encanta ayudar a los compañeros y currar en defensa es necesario. Estoy a gusto porque seguir corriendo detrás del balón es algo innato. Eso hace que haya veces que dure menos minutos, pero el trabajo queda ahí», expone.

Comenzó tímido, poco atrevido en las ocasiones que saltaba al césped, pero con el paso de las jornadas ha sacado ese desparpajo con el que muchos le identificaban. Es un jugador incisivo, con velocidad y un excelente golpeo con la pierna derecha.

Reconoce que le costó adaptarse a la categoría y habla de dos aspectos fundamentales para conseguirlo: «Trabajo y confianza». «El cambio de categoría supone otro ritmo, otro estilo de fútbol, otra forma de jugar y es cuestión de aclimatarse, pero con el trabajo y la ayuda tanto del cuerpo técnico como de los compañeros he logrado esa adaptación», explica (...).

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