La violencia machista se cobra su tercera víctima este año

SPC
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Los familiares de Rosario, la mujer asesinada, apuntan a los celos como el posible móvil del crimen cometido este miércoles a manos de su pareja, un ciudadano venezolano de 49 años

Familiares y amigos de la víctima vivieron momentos de tensión en la calle donde se produjo el crimen. - Foto: Susana Martín (Ical)

Un puñado de familiares y amigos de Rosario, mujer de 40 años asesinada en la madrugada de ayer  por su pareja, llora su muerte junto al número 7 de la calle Gredos, en la localidad salmantina de Béjar. Los abrazos se suceden, igual que las expresiones de rabia, entre lágrimas, por un hecho execrable que quienes conocían de cerca a la pareja, aunque no podían esperar, tampoco extrañan. «Ella había empezado a trabajar en un bar y él decía que se acostaba con los camareros y clientes», explica a Ical la cuñada de la víctima, quien clama por justicia. Esta causa, la de los celos, es corroborada por su madrastra, quien rota de dolor, confirma que el asesino era «muy, muy celoso». La misma noche del martes, según el relato de las dos familiares, Rosario había tomado la determinación de romper su relación y había retirado las llaves del piso que compartía con su pareja en un modesto bloque de cuatro alturas en las afueras de Béjar. Presuntamente, una fuerte discusión entre ambos derivó en un certero golpe en la cabeza de ella que terminó con su vida, según las primeras informaciones difundidas por fuentes oficiales.

Los hechos ocurrieron de madrugada, antes de las 6.00 horas, cuando el propio agresor llamó a la Comisaría de Policía Nacional para confesar el crimen y advertir de su intención de quitarse la vida. Unos 18 minutos más tarde, la Guardia Civil le encontró sobre el viaducto que atraviesa el kilómetro 412 de la autovía A-66, dispuesto, supuestamente, a consumar su advertencia. Sin embargo, al cabo de poco más de una hora, hacia las 7.30 horas, los agentes le convencieron y bajó del puente por su propio pie, para ser detenido y conducido al calabozo. La delegada del Gobierno, Virginia Barcones, recordó que es la tercera mujer asesinada este año en Castilla y León. «Paloma, María Encarnación, María Rosario. Y no me quiero olvidar de India, la primera niña, fruto de la violencia de género en nuestra comunidad desde que tenemos registros. Este dolor como sociedad es insoportable», lamentó.

Momentos de tensión

Poco después de las 10 de la mañana, varios furgones de la Policía Nacional abandonaban las inmediaciones de la vivienda, donde permanecían familiares y amigos. La tensión por lo sucedido seguía latente en la calle Gredos, donde una joven amenazó con una piedra de grandes dimensiones a un furgón de la Policía creyendo que iba el presunto asesino, sin embargo aún no le han trasladado para reconstruir los hechos. Rosario deja cuatro hijos, una niña de 13 y un adolescente de 16 años, y dos mellizos de 7 acogidos en centros. Ninguno estaba ya bajo la tutela de la pareja, que acumulaba problemas en el seno de un entorno deprimido y donde las actitudes violentas no eran una novedad.

No en vano, el presunto asesino, venezolano de 49 años, sí tenía denuncias previas por violencia, pero no hacia su pareja, sino hacia su hermano y su propio padre. Rosario no había interpuesto ninguna demanda contra él por violencia machista, pero sí lo había tenido que hacer previamente con otras parejas.

Minutos de silencio

Tras el asesinato, el Ayuntamiento de Béjar declaró el luto oficial en la localidad y celebró un minuto de silencio, lo mismo que hicieron otras instituciones, comenzando por la Junta y las Cortes, en toda la Comunidad. El presidente de la Junta, Fernández Mañueco, que encabezó el minuto de silencio junto a gran parte de su gabinete, condenó «con rotundidad» la violencia machista, apeló al trabajo de todos para su erradicación y sentenció que no se debe dar «un paso atrás».