Ración de risas y moratones en Salas

C.M.M. / Salas de los Infantes
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Cuatro equipos de Salas de los Infantes se batieron en duelo en el Humor Amarillo durante las fiestas de Acción de Gracias

Los participantes tuvieron que demostrar su fortaleza física para saltar los hinchables y vencer en las carreras a contrarreloj. - Foto: f2estudio

La plaza de toros de Salas de los Infantes, que en otros tiempos albergaba corridas de novillos para celebrar las fiestas de Acción de Gracias, fue ayer reconvertida en un escenario de deporte, un poco de riesgo y mucha diversión. Y es que desde hace tres años, las peñas se baten en duelo en una competición gratuita de Humor Amarillo.

El buen tiempo del domingo era ideal para unas pruebas pasadas por agua, aunque el número de inscripciones fue menor que en otras ediciones. Álvar Camarero, concejal de Cultura, contemplaba varios factores que frenaban la participación. «El lunes es festivo solo aquí y perjudica a la fiesta en general, porque el 90% de la gente arraigada en Salas trabaja fuera», comentaba. Por otro lado, la coincidencia temporal con la romería de Santa Lucía en Hacinas, situada a pocos kilómetros de Salas, movilizaba a mucha gente y dejaba fuera de juego a algunos jóvenes, que priorizaban la siesta entre verbena y verbena.  

Aun así, las peñas insistieron en seguir con la tradición de la competición, similar a un Grand Prix, y cuatro divertidos equipos vestidos de verde, naranja, amarillo y azul se plantaron en la arena. El público pedía golpes y se divertía mientras los participantes saltaban los hinchables, se rebozaban por el suelo, perdían la vergüenza y se pegaban algún trompazo. 

Público comprometido. Ada Marcos, alcaldesa de la localidad, admitía que la franja de edad estipulada para la participación era un poco restrictiva, porque se pedía un mínimo de 16 años y las personas mayores no se animaban para evitar lesiones y riesgos. «Pedimos a los organizadores que hicieran pruebas de participación sin tener peligro, porque suele haber bastantes niños viéndolo», comentaba. En efecto, los chavales estaban deseando entrar en acción, como Roque, un huracán de siete años que no paraba quieto y aseguraba que podría saltar todos los hinchables sin problema.

El comodín del público tuvo su efecto y la plaza se llenó de diversión (...).

(Reportaje completo, en la edición impresa de Diario de Burgos de este lunes o aquí)