La momentanea tregua que lluvias y desbordamientos concedían ayer a la Ribera del Duero burgalesa permitía llevar a cabo un primer y somero balance de la situación que las crecidas de los ríos que atraviesan la zona Sur de la provincia han provocado. Entre ellas destaca el realizado por los municipios enclavados en la cuenca del Riaza, que estudiarán la posibilidad de solicitar la declaración de zona catastrófica.
Pendientes aún de realizar un análisis más exhaustivo, para lo que habrá que esperar a que las aguas vuelvan a su cauce, el presidente de la Comunidad de Regantes del Canal del Alto Riaza, Serafín Calvo, avanzaba que las crecidas han provocado que se haya anegado alrededor del 80% de las más de 1.600 hectáreas de superficie agrícola que aglutina esta agrupación, de la que forman parte Milagros, Torregalindo, Hontangas, Adrada de Haza, Haza, Fuentemolinos, Fuentecén y Hoyales de Roa, además de Montejo, en Segovia.
A consecuencia de las inundaciones, se da ya por perdida íntegramente la cosecha de cereal. Además, el exceso de agua obligará a retrasar las labores de regadío. «Todo el cereal que hay sembrado hay que darlo por perdido ya, porque llevamos cuatro días inundado y lo que nos queda. Ahora tenemos el problema de que para cultivar estas tierras habrá que esperar, como poco, a finales de abril y para sembrar remolacha, patata o maíz se va a hacer un poco tarde», indicaba Calvo.
Los problemas no acaban en los cultivos. Los afectados temen que la fuerza del agua haya arrastrado consigo la primera capa de tierra, en la que se concentran la mayor parte de los nutrientes y, en consecuencia, es la más fértil. «En algunas zonas se habrá perdido la capa más productiva y en otras te deja unos lodos que para poder volver a entrar a cultivar las tierras habrá que dejarlo, mínimo, 20 días a partir de que las aguas bajen», afirmaba Calvo.
Por otro lado, se temen también las consecuencias que la riada haya podido tener en las recién estrenadas infraestructuras de riego, que en la provincia de Burgos cumplen este año su tercera campaña operativas pero que en la localidad segoviana de Montejo de la Vega de la Serrezuela están operativas por primera vez durante este año. «Ahora mismo la estación de bombeo que hay entre Milagros y Montejo está inundado, hay que entrar a él con una barca. Y en el transformador nos ha entrado agua», relataban.
Sin embargo, conseguir la declaración de zona catastrófica no es la única acción que se plantea entre los agricultores, vecinos e instituciones de la ribera del Riaza. En la reunión que mantendrán mañana es posible que se plantee también la petición de responsabilidades a la Confederación Hidrográfica del Duero. Entre los afectados existe la sensación de que este organismo ha actuado con una cierta imprevisión, lo que habría acrecentado las nefastas consecuencias de la riada.
En este sentido, Alberto Martín, alcalde de Torregalindo, lamentaba que a pesar de que las previsiones ya anunciaban fuertes precipitaciones y, con ello, el llenado de embalses y el incremento del caudal de los ríos, la CHDno hubiera procedido a un desembalse progresivo del pantano de Linares, sino que no empezara a soltar agua hasta el viernes, provocando con ello una gran avenida del río. «Podían haber soltado una semana antes, que ya se veía que había mucha agua. Pero no sé por qué no han soltado antes. Aquí más vale que no suelten más. Ayer [por el domingo] se temía que pudiera llegar el agua a las casas», aseveraba, preguntándose si no se habría superado el nivel de alerta.
Por su parte, el regidor de otros de los municipios afectados, Juan Molina, de Milagros, reconocía que «hay un daño seguro» ya que el agua había tomado posesión de buena parte de la vega y se cuestionaba también por la tardanza en realizar el desembalse, además de mostrar su extrañeza de que nadie les informara de que se iba a proceder a hacerlo.
pequeño respiro. Por lo demás, la situación en la comarca dio ayer un pequeño respiro, registrándose solo unas precipitaciones, de menor intensidad, a mediodía. Sin embargo, no se descartaba que pudieran registrarse nuevas crecidas. La situación de los ríos siguió siendo protagonista ya que las aguas apenas retrocedieron. De hecho, ante la ocupación de parte de la N-122 por el río Riaza, la Guardia Civil optaba por instalar un semáforo a la altura de Fuentecén que permitiera el paso alterno de vehículos por el único carril por el que se podía circular.
Mientras, en el río Riaza, a la altura de la salida del embalse de Linares del Arroyo, ayer se seguía registrando un caudal de 36,6 metros cúbicos por segundo, un volumen más de 500 veces superior al que registraba hace apenas cinco días, el 26 de marzo. Por su parte, en el Duero se contabilizaban 162,88 metros cúbicos por segundo, lo que suponía un descenso de 25 respecto a la jornada anterior pero que multiplicaba por ocho el caudal que había a principios del mes de marzo, 19,43.