El músculo industrial que atesora Burgos parece estar resistiendo de una manera positiva el impacto de la covid-19 y sus consecuencias en la economía. Al mantenimiento de los niveles de empleo previos al estallido de la pandemia y a la práctica ausencia de ERTE se suma la confianza que parece tienen los inversores en el suelo burgalés.El ejemplo más palpable es que en la ampliación de parcelas del polígono, conocido como Villalonquéjar IV, no se ha registrado ninguna renuncia. Es más, el interés ha seguido estando al orden del día, especialmente mostrado por compañías de origen local más que por otras extranjeras, como no obstante venía siendo desde hace tiempo.

Bien es cierto que muchas de las firmas que se han instalado -o lo están haciendo en la actualidad- en este espacio son traslados con ampliación (véase el caso de Ferrinox, Mapuve,Pladisbur oArcecarne) aunque también hay otras de nueva instalación como Agrolab, el laboratorio que apostó por la ciudad castellana durante la época más complicada del procés catalán. Pese a que el ritmo de consultas se ha ralentizado con respecto a meses pasados, bien es cierto que el interés que llega hasta las oficinas del consorcio responde a «proyectos de más envergadura», especialmente desde finales de agosto. Pese a ello, se trata aún de conversaciones informales que solicitan datos técnicos para sopesar un posible cambio de ubicación.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)