A la de Bale contra Bartra en Mestalla recordó a algunos en El Plantío la jugada entre Areso y Ontiveros que acabó en falta y amarilla para el talentoso del Villarreal B, brillante en ataque, pero incapaz de frenar las continuas acometidas del lateral del Burgos CF, que exhibió un partido más su poderío físico, sumó su quinta asistencia -tantas como Matos- y se llevó la ovación de la noche.

Nueve años después de levantar el título por última vez con el memorable gol del galés al Barça, el Real Madrid vuelve a una final de Copa del Rey y lo hace ante Osasuna, precisamente el equipo al que pertenece el '19' blanquinegro, que a este nivel bien podría medirse en alguna carrera con Vinicius el sábado en La Cartuja. 

La exitosa cesión de Areso al Burgos beneficia a las tres partes. Al jugador -por el que el Athletic llegó a pagar su cláusula en edad juvenil-, que volverá a El Sadar más hecho tras más de una treintena de partidos en Segunda; a su club, que suma efectivos para una posición en la que a Arrasate no le sobran; y al equipo burgalés, porque en verano Michu podrá volver a tocar la puerta de Tajonar para convencer a otro joven rojillo de crecer a orillas del Arlanzón. Win-win.

No tan bien, o sí, según se miren las estadísticas, ha resultado otra cesión, la de Artola procedente del Athletic. A ver qué responden a Michu si en unos meses llama a Lezama. El cachorro se estrenó de titular, con gol y una buena actuación en el debut victorioso ante el Málaga (1-0), pero no ha jugado mucho desde entonces -907 minutos-. El lunes, sin embargo, fue titular y respondió con otro gol de tres puntos. 

«En vez de estar quejándose o maldiciendo a todo el mundo porque no está jugando o en vez de estar en el banquillo mascullando», Artola «trabaja como una bestia e intenta cada día mejorar», valoró en rueda de prensa Julián Calero, que negó que fuera un mensaje para Pablo Valcarce.