Escalada no escatimó a la hora de encargar el retablo a la escuela de Felipe Vigarny, una de las más importantes del momento y que estaba muy influenciado por Diego de Siloé, aunque no todos los expertos lo atribuyen a ese taller. Estilísticamente, se sitúa dentro del primer renacimiento, mediados del siglo XVI y su iconografía remite a algunos grandes temas de la Reforma Católica postridentina, con la centralidad de Cristo, la exaltación de la Virgen y la veneración a los santos.
El retablo está montado sobre basamento de piedra; se compone de banco, tres cuerpos y remate, y dividido en tres calles verticales enmarcadas por columnas. En la predela, destacan las figuras de los evangelistas: a la izquierda se sitúa, San Marcos con el león y San Mateo con el Ángel, y a la derecha, San Juan y el águila y San Lucas con el buey. Las pilastras de separación tienen imágenes de bulto de los apóstoles, reservando el espacio central para el Sagrario, una interesante pieza -la más deteriorada de todo el conjunto- con San Pedro y San Pablo que escoltan al Cristo resucitado. El cuerpo alto es un pequeño templete, apoyado en cuatro pilastras, que servía de expositor y decorado con cabezas de querubines, enmarcado todo ello por dos relieves de ángeles con palmatoria y velas, tal y como cuenta Sagrario Gómez, estudiosa del patrimonio y buena conocedora de esta pieza, sobre la que ha realizado varios trabajos.
Los relieves del primer cuerpo también sobresalen por su labor de talla, dorado y policromía. El de la izquierda representa el Nacimiento y la Adoración de los pastores, y a la derecha, la Anunciación.
Detrás de las columnas dóricas, en sendas hornacinas rematadas por veneras, aparecen las imágenes de Santa Águeda, Santa Casilda, Santa Bárbara y Santa Lucía, identificables por los símbolos que las acompañan.
En el segundo cuerpo, a la izquierda aparece San Julián obispo, en el centro, Santa María con el Niño, y a la derecha San Vicente. También detrás de las columnas en 4 hornacinas están los Padres de la Iglesia: San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio. Por lo que respecta al tercer cuerpo, se dedica a San Cristóbal y San Esteban, y en la calle central, la Asunción de María. El remate representa el Calvario: Cristo, María y San Juan, y coronando el conjunto está el Padre Eterno bendiciendo y con la bola del mundo en la otra mano.