Antolin ha decidido cerrar su planta de Navarra a principios de 2025 y rescindir -previo acuerdo- el contrato con su centenar de trabajadores. La decisión obedece a que la multinacional burgalesa no ha logrado entrar en los contratos de suministro de componentes para los tres nuevos modelos de coches eléctricos que se ensamblarán en la fábrica de Volkswagen de Landaben en los próximos años.

La multinacional ha dejado claro que la situación de Navarra no es extrapolable al resto de sus plantas, ni tampoco a las burgalesas, que mantendrán su actividad y su empleo de acuerdo a las cargas de trabajo de cada momento y cada cliente, algo que en Navarra no ha sido posible.

El contexto que afecta a toda la industria de la automoción y, por tanto, a uno de los sectores estratégicos de la economía burgalesa es muy complejo y está cargado de grandes desafíos. 

Todos los fabricantes de vehículos y también de sus componentes, con Antolin a la cabeza, están inmersos en la transición al eléctrico y en una intensa competencia para acceder a esta nueva movilidad en las mejores posiciones.

Por si fuera poco, las ventas no ayudan a despejar el panorama: no terminan de despegar los modelos eléctricos y los de combustión aún en el mercado se resienten de la enorme incertidumbre y de las dudas que existen entre los consumidores a nivel europeo. Asimismo, empuja con fuerza la nueva competencia de los modelos chinos. 

Antolin afronta esta tormenta perfecta con un plan de transformación que busca disponer de una red industrial más eficiente y competitiva a nivel mundial, lo que implica un proceso permanente de revisión de la misma y de cierre o transformación de aquellos centros que se queden descolgados de esta carrera (...).

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