En el salón, el dormitorio, el estudio, el trastero... En lugar de vajilla o ropa de cama Eva Peláez tiene los armarios y los canapés ocupados por la obra de Alejandro Yagüe (1947-2017). Doscientas setenta carpetas repartidas por toda la casa esperan a ser revisadas. De momento, la viuda del compositor solo ha accedido a cuarenta y siete y con eso la asociación fundada con el nombre del músico tiene trabajo para los próximos tres años.
«Era muy meticuloso. Tenía las carpetas diferenciadas por colores, pero además guardaba todos los recortes de prensa donde le mencionaban, las fotografías de los conciertos, reflexiones sobre sus obras, partituras de otros con anotaciones, por supuesto sus propias obras... Hay más de una tesis pendiente con lo que puede contener su legado», añade.
Solo en el estudio, una pequeña habitación insonorizada y con doble puerta -igual de preparadas que otras tres estancias de la casa porque cualquier ruido le despistaba-, la compañera del músico tiene archivadas en un armario las obras para orquesta sinfónica ya estrenada que quieren las interprete una agrupación nacional y que se programen en las próximas temporadas. Pero repartidas por el resto de la casa está la mayoría.
(El reportaje completo, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)