La presencia del lobo en la comarca de Páramos ha aumentado y así se comprueba al ver que los ataques se han multiplicado en los últimos años. El último 'golpe' se ha producido este mismo miércoles, sobre las 17.30 horas, a plena luz del día, en Arcellares del Tozo. El responsable de la ganadería extensiva, Fernando Arroyo, muestra su desesperación debido a que el número de ovejas desaparecidas sigue incrementando y reconoce que vieron al cánido a apenas unos 150 metros. Precisamente, esto último, «algo bastante raro», le ha llevado a contar la situación ahora que por fin ha podido coger la prueba antes de que aparezcan los buitres.
«Sabemos que la presencia del lobo es cada vez mayor, en 2018 teníamos alrededor de 12 ovejas desaparecidas y ha ido aumentado hasta llegar a más de 50 por año», expone Arroyo, que -aunque ha aumentado el ganado y ahora tienen unas 2.000 cabezas- asegura que esta situación está directamente relacionada con el cánido. Así, detalla que este miércoles vieron como si un perro -que en realidad era el lobo- perseguía a una parte del rebaño que se había quedado atrás y a los 15 minutos bajaron los buitres a comer los restos.
«Mi padre se acercó andando y le vio marchar; así que fui rápido en coche donde había otro grupo que se había quedado atrás y ahí ya me encontré el otro cadáver», explica.
Esta vez podrá evidenciar que las desapariciones tienen una misma causa. «Es la primera vez que vamos a poder demostrar que es un ataque de lobo porque he cogido a una de las que ha matado. Había un mastín allí que parece que es el que le ha seguido y le ha echado. Desde el servicio de Medio Ambiente me decían que no lo tendría que haber cogido, pero es para que vean que es del lobo», afirma. En total, hubo muertas y otra herida.
Cuentan con 17 mastines adultos y ahora han tenido cachorros. - Foto: Alberto RodrigoY no es que no tomen todas las medidas posibles para protegerse, ya que guardan a los animales por las noches en la granja, tienen 17 mastines adultos -con la inversión que ello requiere- y dos pastores. «Yo no tengo nada en contra del lobo, es clave en el ecosistema. Pero hay que tomar medidas cuando se está sobrepasando», manifiesta.
Uno de los mayores problemas los han tenido con la propia administración, ya que asegura que la Junta le envió una carta donde le informaba de que se le abría un expediente sancionador -con 3.500 euros de multa- debido al alto índice de animales desaparecidos. No hubo ninguna explicación previa, asegura. «Al ser un dato elevado nos llegó ese expediente que decía que teníamos condiciones de abandono en el ganado», explica, mientras comenta el gran enfado que les ha causado esta notificación de la Junta. Presentaron alegaciones, pero aún no han tenido más noticias sobre el tema.
«Se trata de ataques de libro, no son masivos. Se queda al rececho, pasa el rebaño, elige una oveja, la agarra por el cuello y ya está...», comenta este ganadero de Arcellares. Su modus operandi es el mismo y ha encontrado en la zona una despensa, causando un «problema sistemático» a los profesionales del sector. «Son más de 50 animales desaparecidos en un año... es para decir que aquí está pasando algo», insiste. Sin embargo, en cuanto el lobo se la come acuden los buitres y solo queda la piel. Esto ocurre muy rápido y cuando quieren encontrar los restos ya no queda prácticamente nada, lo que impide demostrar el resto de veces que los ataques han sido de dicho animal.
Por otro lado, Arroyo menciona que se ha llevado a cabo una intervención en el entorno para desbrozar y hasta la persona encargada de ello les aseguró que tenían un lobo por allí debido a que no paraban de salir cadáveres y huesos.
Desde la asociación AGU Burgos, a la que pertenece este profesional, denuncian «el abandono en el que se encuentran los ganaderos, especialmente los de extensivo» y que al lobo siempre se le aplica «la presunción de inocencia». «Se pone toda la carga de la prueba sobre el ganadero y si este no puede demostrar que la desaparición o muerte de los animales ha sido causada por el lobo, no se le indemniza ni los datos entran en las estadísticas de muertes causadas por este animal», explican. Por otro lado, también mencionan que las indemnizaciones que llegan a los profesionales del sector afectados «son ridículas y llegan muy tarde».