El hacedor de la ciudad industrial

G. ARCE / Burgos
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La capital despide a José María Peña San Martín, fallecido a los 86 años. Gestionó con pasión desde la Gerencia del Polo y el Ayuntamiento la creación del Burgos actual. Protagonizó y vivió un milagro empresarial, social y urbano único en España

José María Peña (d.) acompaña a Laureano López Rodó, comisario del Plan de Desarrollo, y al alcalde Eladio Perlado (i.) en su visita al Polo. - Foto: Fede

José María Peña San Martín descansa desde ayer en paz y, a buen seguro, muy satisfecho por el hermoso camino que ha andado y la tarea bien hecha que deja para la posteridad. Sus 86 años de vida permitieron a este burgalés nacido en La Nuez de Abajo el regalo de impulsar, contemplar y disfrutar en toda su dimensión humana, económica y empresarial la ciudad industrial, moderna y próspera en la que él puso todo su saber, su empeño, su pasión y su corazón, con sus muchos aciertos y sus muchos errores, pero con un amor desbordante y sincero por esta tierra sagrada y sus gentes.

El mítico gerente del Polo de Desarrollo Industrial, el primer alcalde Burgos en la etapa democrática, el político único, inimitable, popular, vital y temperamental falleció a primera hora de la tarde de ayer en el Hospital Recoletas, acompañado de su familia (su esposa María Pilar y sus cuatro hijos) y de los más próximos. Burgos llora a uno de los nuestros, pese a quien pese y a sus muchos enemigos políticos; sin duda, uno de sus hijos ilustres.  

Su último acto público se desarrolló en la Casa Consistorial (cuyo despacho principal ocupó entre 1979 y 1992 y a cuyo salón de plenos regresó en su última etapa política entre 2003 y 2011), acompañando a su sucesora Cristina Ayala en la toma de posesión como la primera alcaldesa de la ciudad y a su hijo Ignacio, como concejal.

Pese a estar postrado en una silla de ruedas aquejado por sus graves dolencias de espalda y con esa ausencia serena tan característica de la ancianidad, todavía era evidente la enorme presencia física y la autoridad que caracterizó a este hombre y que tan bien supo utilizar en sus labores de ordeno y mando a lo largo de toda su vida. 

José María Peña San Martín era historia viva del Burgos industrial mucho antes de fallecer, pues su figura va indisolublemente asociada a la gestión del Polo de Promoción y Desarrollo, sin el cual es imposible entender la ciudad contemporánea, convertida hoy en uno de los núcleos empresariales más importantes del norte de España. 

En realidad, fue el segundo gestor de este proyecto impulsado en la última etapa de la dictadura franquista y, a la postre, el más determinante para su éxito. Sustituyó en esta responsabilidad al empresario mallorquín José de Fortuny Oñós, que estuvo algo más de un año en el cargo. 

El burgalés apenas contaba 29 años cuando fue nombrado gerente el 24 de diciembre de 1966, día en el que nace su estrecha relación con la ciudad. Ya mostraba entonces una sólida formación como economista, con su licenciatura por la Universidad Complutense, y una amplitud de conocimientos y de estrategias empresariales adquiridos en sus trabajos en la Comisaría del Plan de Desarrollo, entidad en la que operó bajo la dirección del ministro de Industria, Laureano López Rodó.

Años extraordinarios. Desde su despacho en el Palacio de la Diputación, Peña San Martín trabajó en la industrialización de la ciudad durante siete años extraordinarios, hasta la culminación del Polo de Desarrollo en 1973, años que pueden considerarse como un auténtico milagro económico, social y urbano.

Su envergadura física sobresale en las fotos en blanco y negro de la colocación de las primeras piedras de las empresas en los polígonos de Gamonal y Villalonquéjar, de las visitas de los ministros, de la inauguración de las  industrias, de las reuniones en los despachos... Solo él sabe el trabajo, los días y las horas que supusieron gestionar todo ese gigantesco desembarco de ayudas públicas, de reparto de suelos y de trámites y expedientes para convertir a Burgos en la gran sorpresa de la España de la industrialización.  Sí, Peña lideró un equipo que logró el Polo de Promoción Industrial con los mejores resultados, rendimientos y creación de inversión del país. Otras ciudades afortunadas por la industrialización no pudieron presumir de lo mismo.

«Se lo creyó». Peña creyó de verdad en la promoción industrial, creyó de verdad que la industria iba a ser el futuro de Burgos», reflexiona el profesor de la UBU Gonzalo Andrés, comisario de la exposición que conmemoró los 50 Años del Polo en 2014  y a la que asistió muy satisfecho y emocionado su gestor, rodeado de todos los grandes empresarios de aquella época. «Era hablar del Polo y se le iluminaba la mirada...». Las cifras de aquellos maravillosos años son espectaculares y, pese a repetirse una y otra vez en el tiempo, no dejan de sorprender y admirar: De los 80.000 habitantes de mediados de los años 60 en Burgos se pasó en 15 años a los 160.000; las 24.000 viviendas se multiplicaron hasta las 52.000.  Se instalaron 93 empresas y se crearon 12.700 empleos. El Polo supuso 19.000 millones de pesetas de inversión, lo que hoy serían al cambio más de 3.200 millones de euros.

A medida que los polígonos se fueron poblando, la Gerencia del Polo fue también gestora y creadora de ciudad. José María Peña se hizo más político, porque no hay empresas sin trabajadores, sin familias, sin viviendas, sin escuelas, sin hospitales, sin calles, sin aceras, sin servicios básicos... 

Estamos ante el principio del que sería el primer alcalde la democracia, el político más votado de la historia de Burgos hasta nuestros días, lo que le valió ocupar el primer sillón municipal durante 13 años, hasta 1992, cuando fue inhabilitado por el 'caso de la construcción'. Volvió en 2003 como concejal -ya sin el éxito electoral arrollador de antaño- y se mantuvo en el salón de plenos hasta 2011.

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