La Policía Local ha decidido dar de baja el radar de la avenida del Arlanzón por problemas de funcionamiento. Cuando pasan vehículos pesados su señal reverbera contra las cristaleras de las piscinas cubiertas del Plantío y hace que mida mal la velocidad de los coches. De hecho, añade kilómetros por hora a quienes circulan frente a él, por lo que las sanciones que impone serían recurribles. Es por esta razón por la que los cinemómetros fijos ya no rotan por dicha caja.
La cabina no va a desaparecer, según indican fuentes del Cuerpo, porque cumple con su función disuasora. Su sola presencia ya contribuye a que los conductores levanten el pie del acelerador. Pero ninguno de los dos aparatos de que dispone la ciudad para turnarse por las cajas de radar se va a ubicar allí, lógicamente.
Hay que recordar que en Burgos los dos cinemómetros fijos rotan por seis ubicaciones: avenida Cajacírculo (frente al cementerio), Esteban Sáez de Alvarado, Camino Casa la Vega, calle Santa Bárbara (en los dos sentidos hay cajas) y, hasta ahora, por avenida del Arlanzón. Es decir, solo multan de manera simultánea dos cabinas, pero los ciudadanos ignoran cuándo está el radar dentro y cuándo no.
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