Empezó con la música desde muy pequeño, pero a medida que crecía el teatro fue ganando terreno «en formación, dedicación y resultados». Eduardo Vasco dejó aquellas bandas con las que se subía al escenario de joven para vivir de la farándula desde bambalinas. Como director de escena ha estado al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (entre 2004 y 2011), sigue dirigiendo su propio grupo (Noviembre, creada en 1995) y trabaja para compañías públicas o privadas como el Centro Dramático Nacional, el Teatro de la Abadía o el Teatro Calderón de Valladolid. En todo ese tiempo, de todas formas, la música no ha dejado de estar presente: «He seguido componiendo temas para mis propios espectáculos o para otros y de vez en cuando hacía canciones para mí.Hasta que, animado por mis compañeros, me aparté un tiempo del teatro para poder centrarme en el disco que saldrá ahora en febrero».
El compacto Veranos, lluvias y noviembres se ha estrenado con el tema Volar, una canción que resume el estilo pop-rock que le gusta y el tipo de disco, con canciones que incluyen una mirada nostálgica hacia la manera en la que vivíamos, aunque nada tiene que ver con la manida pandemia. «Es un disco hecho por una persona que ya no tiene 20 años pero, lo maravilloso de la música es que puedes leerla de mil formas y te puede llevar a donde quieras».
Para ilustrar en un videoclip está «ciudad interminable» a la que alude, una urbe extraña que no le deja respirar, que ha perdido las noches y en la que ya no encuentra aquellos instantes en los que se paraba el tiempo, Eduardo Vasco (o Demora, como llama a su proyecto musical) ha elegido la fotografía en formato desplegable que Asís G. Ayerbe creó de la calle Vitoria para una publicación que firmaba junto a Óscar Esquivias (Los Duelistas). Aquella imagen de ambos lados de la vía ocupaba extendida 8 metros. Para el vídeo han elegido la acera de los números impares, y la silueta de los edificios discurre de manera continua mientras Vasco, guitarra en mano, le pone música.
«He trabajado con Asís G. Ayerbe en varios ocasiones y para el disco empezamos a barajar ideas hasta que al hablarle de una calle interminable me dijo: ‘tengo lo que necesitas’. Y aunque recordaba el trabajo, porque fue bastante señero, no era consciente de que es casi un monumento a la calle. Y le va perfecto, claro, porque tampoco quería la Gran Manzana, sino una ciudad que nos represente», repasa Vasco.
El director de escena que ha «pasado frío en Burgos incluso en verano», afirma dando fe de que sabe de lo que habla, recuerda haber pateado varias veces esa calle antes de que el fallido bulevar se la mostrara al mundo en la pequeña pantalla. «Pero tienes que ser muy de Burgos para reconocerla en el videoclip», añade. Le falta -y promete- volver a recorrerla con el disco bajo el brazo o, si cuadra, con alguno de sus espectáculos: a finales de mes estrena en Valladolid Peribáñez y el comendador de Ocaña y en febrero estará con Carsi en el Teatro de la Abadía de Madrid, ambas con la compañía Noviembre.