El caro alquiler complica las altas en el albergue de Cáritas

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Cáritas lamenta que ni con un sueldo se puede alquilar una habitación en Burgos. El recurso municipal está lleno, sobre todo, de solicitantes de asilo y de un grupo de españoles con graves problemas sociales

Un hombre espera en el rellano del albergue municipal que gestiona Cáritas. - Foto: Luis López Araico

Sobre la mesa de David Polo, responsable del programa de Cáritas de atención a personas sin hogar, se extiende la página que este periódico publicó el pasado lunes 19, contando la subida meteórica de los precios del alquiler de habitaciones en la ciudad. «Es que hay zonas en las que hace unos años hubiera sido impensable que pidieran esas cifras -afirma- lo que es muy grave para la población general pero, de forma muy específica, afecta a quienes están en el albergue intentando recuperar su vida y que, a pesar de tener un empleo, tardan en tener el alta porque no encuentran donde vivir». 

Porque en la actualidad no hay problemas de trabajo. «Quien más y quien menos encuentra un empleo en la hostelería, el cuidado de personas, en la construcción e incluso hay algunos trabajando como mecánicos. Pero ni con el sueldo que cobran les es sencillo encontrar una habitación, por lo que el alta se retrasa y nos tensa el precario equilibrio en el que está siempre el albergue», añade Polo, que explica que la práctica habitual es que cuando una persona se estabiliza laboralmente y ya puede vivir de manera autónoma deja su plaza a otra  en este recurso municipal que gestiona Cáritas.

El albergue cuenta con 40 plazas que este verano están ocupadas mayoritariamente por personas solicitantes de asilo procedentes, sobre todo, de distintos países de África y de Colombia y Venezuela, y por un grupo menor de españoles con complejas problemáticas sociales. «Vamos día a día acomodando a quienes llegan en las plazas de quienes se marchan y aún tenemos dos camas que están vacías porque están previstas para que puedan ser ocupadas por personas que presentan un problema a deshoras y son atendidas por el Servicio de Urgencias Sociales, pero los trabajadores de Servicios Sociales del Ayuntamiento nos han dicho, ya que podríamos utilizarlas en caso de necesidad».

Polo quiere resaltar la «magnífica» colaboración que existe tanto con el Ayuntamiento como con las otras entidades sociales de la ciudad a la hora de atender a quienes necesitan no solo recursos de vivienda sino de otro tipo. «Hay una coordinación estupenda y sabemos que si alguien necesita un hostal para pasar la noche porque no hay ninguna plaza se le va a conseguir».

Además de las 40 plazas del albergue, Cáritas tiene otras 15 en diferentes viviendas. También se cuenta con las 8 de la casa de acogida de San Vicente de Paúl de las Hijas de la Caridad y de noviembre a mayo, con la unidad de mínima exigencia (UME) cuyo objetivo es que nadie pase una noche al raso durante el invierno.