Hace unos días, las organizaciones agrarias mostraban su deseo de que el Consejo Europeo rechazara la aplicación de aranceles a los fertilizantes procedentes de Rusia y Bielorrusia, esenciales para el sector agrario comunitario. Sin embargo, el viernes pasado este organismo ratificaba la intención de imponer estas tasas y ahora es el Parlamento Europeo el que tiene que certificar la decisión, algo que el sector espera que no ocurra.
ASAJA ha expresado su preocupación ante la resolución adoptada por el Consejo porque considera que esta medida no es el camino adecuado para proteger la agricultura europea y garantizar la competitividad del sector. En un contexto de altos costes de producción, restricciones normativas y crisis del mercado, los agricultores necesitan políticas que refuercen su estabilidad y sostenibilidad económica, no que dificulten aún más su viabilidad, lamentan desde la organización.
Desde ASAJA aseguran que dedicarán todos sus esfuerzos en convencer al Parlamento Europeo para que adopte una posición que favorezca a los agricultores, garantizando el acceso a insumos esenciales a precios competitivos. Entre las medidas que consideran prioritarias dentro de este «Plan B» se encuentra la eliminación de los derechos antidumping sobre las importaciones de nitrato de amonio y mezclas de urea y nitrato de amonio procedentes de Estados Unidos y Trinidad y Tobago. Esta acción permitiría mejorar el acceso a fertilizantes esenciales a precios más competitivos, aliviando la carga económica sobre los agricultores europeos que van a suponer las tasas a Rusia y Bielorrusia.
Por su parte, Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, ante el visto bueno del Consejo para estos aranceles, que acabarían haciendo inviable la importación de fertilizantes desde ambos países, reclama al Parlamento su rechazo o, cuando menos, que se acompase con medidas y compensaciones a los agricultores por el perjuicio que esto va a ocasionar.
La organización agraria critica que, de nuevo, la agricultura vuelve a ser moneda de cambio y que, otra vez, desde Europa se pretende poner en marcha medidas sin hacer un estudio del impacto que esto tiene para la agricultura europea. La organización insiste en que la Comisión hace esta propuesta y el Consejo la da luz verde, «a sabiendas de que los fertilizantes provenientes de Rusia y Bielorrusia representan el 25% del total de nuestros suministros y los aranceles tendrán una clara repercusión de incremento de los precios, penalizando directamente».
A este respecto, la Comisión Europea prevé que, en caso de un «aumento sustancial» del precio de los fertilizantes, podría decidirse una suspensión temporal de los aranceles; no obstante, no se define lo que se entiende por «aumento sustancial», ni se establecen indicadores de referencia, ni plazos de reacción. Esto hará que la suspensión de aranceles solo llegue a ponerse en marcha, si acaso, cuando los agricultores europeos lleven tiempo pagando precios muy elevados por los fertilizantes en los momentos de campaña ligados al consumo de los mismos; esto es, cuando el perjuicio sobre las economías de las explotaciones agrarias ya sea inevitable, denuncian desde Unión de Uniones.
La organización se ha dirigido por escrito a los miembros de las comisiones de Agricultura y de Comercio Internacional del Parlamento Europeo -esta última que tendrá que pronunciarse previamente a la decisión del Pleno- para solicitar su oposición a la puesta en marcha de los aranceles. En su misiva reclama que el Reglamento, de adoptarse en la parte correspondiente a fertilizantes, incluya concreción sobre el mecanismo de salvaguarda que desencadenaría la suspensión de aranceles en caso de elevación de los precios, con un sistema de seguimiento de los mismos y el establecimiento de valores de referencia, superados los cuales se desactivarían los aranceles. También se pide la puesta en marcha de fondos económicos para compensar a los agricultores por los perjuicios ocasionados en forma de ayudas directas, así como una flexibilización de normas europeas, como la Directiva Nitratos, para facilitar el uso de abonos nitrogenados sustitutivos de los sintéticos.
«No podemos ser el arma arrojadiza de todos los conflictos», comentan desde Unión de Uniones. «De nuevo se toman las decisiones en los despachos, sin estudios, sin consultar y a la ligera. No se puede legislar para el campo, sin el campo y sin plan B», añaden. Asimismo, ASAJA considera urgente modificar la Directiva sobre Nitratos para permitir el uso de fertilizantes de origen ganadero RENURE (Nitrógeno recuperado de estiércol y digestatos). Esta solución sostenible no solo contribuiría a la autonomía de los agricultores europeos, sino que también ayudaría a reducir la dependencia de insumos externos y mejorar la circularidad en la gestión de los nutrientes. La apuesta por una economía circular en el sector agrario es clave para garantizar una producción eficiente, sostenible y alineada con los desafíos ambientales y climáticos actuales en la UE.
Los cereales clave se libran, de momento, de la guerra UE-EEUU.
La asociación de comerciantes mayoristas de cereal (Accoe) ha expresado su inquietud por la guerra comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, pese a que de momento las variedades de cereales «clave» para España se libran de las contramedidas propuestas por la UE frente al país norteamericano. El secretario general de Accoe, José Manuel Álvarez, ha declarado que entre los productos afectados por las contramedidas que Bruselas plantea para contrarrestar los aranceles de EEUU hay cereales, como el centeno, trigo duro o la avena, que no son los más importantes para el suministro de España, país deficitario en grano que lo necesita, mayoritariamente, para alimentar la nutrida cabaña ganadera. Para España es crucial la importación de maíz, ha recordado el portavoz de Accoe, y ha apuntado que, aunque Estados Unidos es líder en su producción, para los compradores españoles son más importantes orígenes como Brasil y Ucrania, como proveedores habituales.