Aunque la Ordenanza Municipal de Limpieza del Ayuntamiento de Burgos recoge infinidad de supuestos en los que se contemplan castigos por conductas incívicas, la inmensa mayoría de los expedientes sancionadores abiertos en la Concejalía de Medio Ambiente por incumplimientos de esta normativa, una vez levantada la correspondiente acta de denuncia por la Policía Local, se concentran por infracciones relativas a orinar en la vía pública (se suelen producir los fines de semana en las zonas de ocio), cuando se pilla in fraganti a un grafitero realizando una pintada en el mobiliario urbano o en la fachada de un edificio, por depositar residuos en lugares no habilitados y, en menor medida, por no recoger los excrementos de una mascota. Lo que no es nada habitual (puede que incluso no se haya dado antes el caso) es la multa que se ha puesto a un ciudadano por «sonarse los mocos con la mano, lanzando los fluidos nasales contra el suelo», tal y como recoge el parte remitido por la Policía.

La resolución firmada por el concejal de Medio Ambiente, Carlos Niño, se remonta a unos hechos que sucedieron a las 10.35 horas del pasado 22 de junio, jueves, «en la zona de la calle Briviesca». La infracción se considera tipificada como leve y encuentra su acomodo en el artículo 17 de la ordenanza en el que se establece la prohibición de arrojar o verter residuos ensuciando las vías o espacios públicos, incluida la realización de necesidades fisiológicas». Aunque para este tipo de conductas se contemplan multas de hasta 600 euros, la propuesta de sanción a este ciudadano se ha situado en 150,25 euros.

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