Con la alerta de la Aemet y las primeras tormentas, en el municipio de Villangómez vieron las orejas al lobo. Tanto, que decidieron poner barricadas y tapiar casas para evitar una más que posible inundación de todo el pueblo. No se equivocaron. Los vecinos, cansados de la inacción de la Confederación Hidrográfica del Duero, exigen soluciones para evitar las crecidas del río.
La inundación de las calles de Villangómez vino en dos tandas, una al principio de la tade y otra ya entrada la noche. "Pasó como siempre. Teníamos al río directamente en el pueblo. Por suerte no nos pilló de sorpresa y estábamos preparados, pero llega a ser de madrugada y se inundan las casas", lamentó el alcalde, Gonzalo Ausín.
Todo el pueblo se volcó para que las consecuencias de la riada fueran las menores posibles. Sacaron los tractores a la calle y tapiaron lo máximo posible las casas. Aun así, el agua llegó a alguna vivienda y a algún almacén con cosecha, que se echó a perder.
Al día siguiente, los habitantes tenían la depuradora y las alcantarillas obstruidas. Todos tuvieron que volcarse para poder solucionar la avería. Lo peor de todo, dicen en Villangómez, es que esto "tiene solución". "La CHD tiene que hacer algo. O al menos dejarnos a nosotros", exige Ausín.