Proambur denuncia un aumento de los abandonos de animales

DIEGO PÉREZ LUENGO / Burgos
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En 2023 la asociación animalista recogió 109 perros y gatos; en lo que llevamos de 2024 van 103

Judith Sánchez (d.), de la asociación Proambur, junto a un perro que sufrió abandono y al que ahora custodian. - Foto: Sara Ibáñez

El verano ha sido tradicionalmente una época en la que el número de animales que aparecían abandonados a su suerte crecía exponencialmente con respecto al resto del año. Esta situación, según la asociación animalista Proambur, «ya no experimenta un crecimiento tan alto» con la llegada de la época estival. Por contra, en 2024, según sus datos, la desatención de perros y gatos va camino de multiplicarse. Todavía quedan más de cuatro meses para concluir este año y la cifra de abandonos ha alcanzado los 103, a tan solo seis del total registrado en todo 2023.

Judith Sánchez, voluntaria de Proambur, denuncia que el abandono es un tema «muy recurrente» que, pese a que se ha reducido con respecto a épocas pasadas, sigue dejando a numerosos animales en una situación que «les puede costar su propia vida». Los motivos por los que se termina por tomar esta drástica decisión son variados, pero según Sánchez no son en ningún caso justificables. «Ya sea por un cambio de trabajo, de casa o de situación personal para nosotros no son razones de abandono porque siempre hay alternativas».

Los perros y los gatos de los que se deshace la gente suelen acusar este hecho en un futuro. «Cada vez que recogemos a un animal viene con ciertas 'taras' porque pasan de tener un confort y una confianza a verse en la calle». El proceso que transcurre desde que los miembros de la asociación encuentran a un animal hasta que consiguen darlo en adopción conlleva una serie de etapas en las que se busca «que vuelva a coger confianza».

Proambur en concreto no cuenta con un refugio como tal, por lo que para cuidar a los animales que recogen de la calle se tienen que valer de pisos de acogida o residencias caninas. Allí se les da los cuidados necesarios tanto de educadores, para que «pierdan el miedo adquirido por el abandono», como de veterinarios. El objetivo es que lo más pronto posible puedan pasar a formar parte de una nueva familia que les adopte.

Desde la asociación destacan también que hay una tendencia a que algunas personas medien con ellos para deshacerse de sus canes. «Hay gente que llama a las puertas de las asociaciones o perreras porque se sienten mejor pensando que realmente no le están abandonando pero tienen que tener claro que es un abandono en toda regla», comenta Judith Sánchez.

El verano ya no tiene el auge que experimentaba hace unos años en cuanto al número de animales desamparados, lleva varias campañas en las que «se mantiene», pero Sánchez es crítica porque según ella «el abandono sigue siendo gratuito» y destaca que «en otras ciudades se están implementando medidas efectivas mientras que aquí se está siendo muy condescendiente con cuestiones que no logramos entender».

El progreso en el verano contrasta con el significativo aumento de perros y gatos desatendidos durante este 2024. «No vamos a doblar las cifras del año pasado pero sí vamos a crecer bastante», afirman desde Proambur. Sus datos de 2023 reflejan 109 casos de animales a los que sus dueños no quisieron cuidar más, entre ellos 66 gatos y 43 perros. En este presente ejercicio, de enero a la primera semana de agosto, ya han contabilizado 103, 57 gatos y 46 perros.  

Una segunda oportunidad. Desde Proambur hacen hincapié en recordar que los perros «no son hasta que uno se aburra», si no que son una responsabilidad constante. «Es muy bonito coger un perro o un gato de cachorrito, pero los cachorros crecen y requieren una serie de obligaciones». Uno de los últimos canes que llegaron a manos de esta protectora de animales fue precisamente un cachorro al que quiso acoger una familia pero acabó renunciando a él conforme fue creciendo. 

Otro caso es el de perros como Gus, al que su dueño, que se fue a trabajar al extranjero, dejó en manos de la protectora. Actualmente es Nacho, uno de los voluntarios que actúa como casa de acogida, el que se encarga de él. Su labor es la de educar a los canes a la vez que les acostumbra a estar en una casa o socializar con otros animales de su misma especie. «Pienso que les hacemos un gran favor a los perros, porque así cuando lo quieran acoger tendrá más probabilidades de progresar» declara.

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