Medio partido fue suficiente

Diego Izco
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El Barça alcanza el 11 de 12 con media hora de lucidez en el derbi ante el Espanyol. Aumenta su renta ante un Real Madrid que no jugó... como tal vez no debía haber hecho nadie. Simeone, 20 años después

Medio partido fue suficiente - Foto: Chema Moya

En la jornada de fútbol menos apetecible en muchísimos años, el líder jugó medio partido como si, efectivamente, no le apeteciese hacerlo. Ferran Torres, valenciano dolido en el alma por la tragedia de su tierra, excusó su presencia y así quisieron hacer muchos, pero el rodillo siguió adelante y el Barça eligió el primer tiempo para pasear su confianza y el segundo para hacer una 'huelga' de brazos caídos. Le bastó porque ya había hecho un 3-0 con la inercia post-Bernabéu y porque los fueras de juego milimétricos evitaron dos goles del Espanyol. Ya son 99 los 'offsides' provocados por la mayor línea de precisión de Europa (el siguiente en nuestra Liga es Osasuna, con 32). El plan funciona… incluso regalando 45 minutos al adversario. 

Padre e hijo

Es probable que Giuliano Simeone no fuese titular en varios equipos de Primera, pero sí en el que entrena su padre. Es el que más fácil lo tiene (conoce los 'trucos de su viejo', como dicen en Argentina) y el que más difícil al mismo tiempo: en el primer contratiempo, el primer gol fallado a puerta vacía, el primer error indigno de un futbolista de élite, saldrá la frase «claro, es que juega aquí por ser quien es». El muchacho lo sabe y por eso ha decidido dar todo lo que tiene y un poquito más en cada carrera, en cada pelota dividida. Si, además, logra marcar goles (con casi dos años exactos desde el último de su padre con la camiseta del Atlético), logrará que el silencio perdure. 

Munir

Munir ya ha marcado en Primera con siete equipos distintos. Lo había hecho con Barça, Valencia, Alavés, Sevilla, Getafe y Las Palmas y este fin de semana lo hizo con el Leganés. Solo tres jugadores (Soler, Aranda y Soldado) lo habían logrado antes. Los trotamundos, sus tantos y constantes cambios: eso habla muy bien de sus representantes (en el cambio se mueve el dinero), pero también del hambre y competitividad de jugadores que nunca encontraron su sitio y, a pesar de todo, no tiran la toalla.