La carcoma de la despoblación avanza sin cesar también en el territorio burebano, y entre las fatales consecuencias los vecinos de algunas localidades sufren en mayor medida, entre otros aspectos, el deterioro de la sanidad pública. En el caso concreto de Cubo, una localidad que ha logrado dar la espalda al éxodo al incrementar su censo en los últimos años, el servicio semanal de analíticas que se venían realizando en un ambulatorio recién rehabilitado desaparecieron a raíz de la pandemia. Un hecho que desde las calles y el Ayuntamiento critican con dureza «porque no solo afecta a los ciudadanos del municipio, sino de otros 15 pueblos de la zona», comenta el alcalde, Roberto Cabezón.
En 2022 la localidad invirtió 30.000 euros de los Planes Provinciales para centralizar las oficinas municipales, el consultorio médico y de enfermería, y el salón de peluquería en la planta baja del mismo edificio con el fin de facilitar la vida a sus vecinos, sobre todo a los de mayor edad, para evitarles barreras arquitectónicas cada vez que necesiten hacer uso de alguno de los servicios.
El inmueble dispone de un nuevo acceso adaptado para personas con movilidad reducida, sistema de calefacción y de dos salas de espera para las consultas. Asimismo, se han habilitado de espacios destinados a otras actividades.
No obstante, y después de haber hecho un esfuerzo económico importante para una localidad que dispone de unos 50.000 euros anuales para realizar inversiones «nos mandan a Briviesca para sacarnos sangre, y para una cosa que teníamos bien nos la quitan. No nos queda demasiado lejos, pero no es lo mismo trasladar a una persona mayor a cinco minutos de su casa que conoce a todas las personas hasta un municipio tan grande. Considero que deben tener un poco de cuidado con la gente de los pueblos y mantener los pocos servicios que nos quedan», añade.
Habitantes también de Cascajares, Miraveche, Villanueva de Teba, Santa María Ribarredonda o Calzada, entre otros de alrededor, demandan que retomen una asistencia que hasta hace tres años estaba centralizada en Cubo. La atención médica y de enfermería también se ha reducido a dos y tres consultas a la semana respectivamente. Ante ello, el regidor y su equipo mantienen contacto con la Consejería de Sanidad a través del delegado territorial de la Junta, Roberto Sáez, para que se instale un ordenador fijo en el consultorio y evitar así que los profesionales deban trabajar con portátiles «desde los que no tienen configurada la impresora y no pueden imprimir las recetas al momento, solo desde el centro de salud de Briviesca», declara con cierta indignación.
A pesar del malestar generado por la pérdida de las analíticas y la reducción del horario de atención a los pacientes, el regidor asegura que normalmente el servicio sanitario «funciona bien» aunque, como ocurre en otras localidades, el hecho de suprimir consultas repercute en que hay días en los que el médico se va más tarde. «Solicitamos facilidades para que los desplazados también puedan realizar sus gestión en el propio pueblo sin necesidad de tener que trasladarse», sentencia.