El desarrollo de la línea de AVE entre Burgos y Vitoria deberá superar un sinfín de circunstancias y eventualidades hasta convertirse en realidad. El Diario Oficial de la Unión Europea publica el último movimiento registrado en pleno proceso de redacción de los cinco proyectos constructivos adjudicados a finales de marzo de 2023, una novedad importante que, sin embargo, promete no alterar los plazos marcados.
La UTE encargada del proyecto del tramo entre las localidades alavesas de Manzanos e Iruña de Oca solicita una modificación del contrato al identificar «una serie de trabajos necesarios para su correcto desarrollo» que no están contemplados en el acuerdo original.
Precisamente, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) tiene previsto licitar este año tanto las obras de este segmento sujeto a modificación como el que unirá ya en suelo burgalés Pancorbo y Ameyugo. Sin embargo, la solicitud formulada por la UTE especifica que esta circunstancia no variará los plazos de entrega, los cuales vencen en diciembre una vez alcanzados los 20 meses acordados.
Este es un factor clave para evitar retrasos, ya sea en las próximas fases del proceso administrativo o en la futura construcción de la línea de alta velocidad. La adjudicataria subraya la necesidad de incluir «nuevos viaductos, incrementos de longitud de los existentes y nuevos pasos inferiores bajo la plataforma» a lo largo de esos últimos 13,7 kilómetros que unirán a Burgos y Vitoria.
El Adif prevé invertir 157,8 millones en un trazado que incluirá tramos de vía única y otros de doble. Entre los primeros destacan los túneles de Manzanos (de 432 metros cada uno) y un viaducto sobre el río Zadorra de 2,2 kilómetros.
En doble espacio para la circulación se han proyectado cinco viaductos (el de Arroyo San Martín con 120 metros, el que salvará la línea de tren convencional y la A-1 con 975 metros, el del Arroyo Santa Engracia con 200 metros, el de Calle Constitución con 217 metros y otro sobre un arroyo de 95 metros), un túnel (el de La Puebla, con 2,5 kilómetros) y tres pérgolas sobre la A-1 de 360 metros.
La UTE pone en valor los datos obtenidos durante la campaña geotécnica en curso y la coordinación mantenida con diferentes organismos e instituciones del entorno del futuro trazado ferroviario para solicitar una modificación que supondrá un incremento de 338.950,20 euros (sin IVA) en el contrato suscrito por un total de 4,1 millones de euros.
La aprobación de esta nueva partida adicional por el incremento en el número de viaductos o el aumento de su longitud, así como la construcción de nuevos pasos inferiores también incluirá los trabajos asociados al cambio funcional motivado por la variante exterior a Vitoria.
La solicitud recuerda que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible se plantea la construcción de una nueva variante exterior para tráficos de mercancías, así como para circulaciones de alta velocidad directas entre Madrid y Bilbao sin entrada en la ciudad de Vitoria. Una medida aplaudida en la capital vasca, tanto por evitar las posibles molestias del transporte de carga en el casco urbano, como por potenciar Júndiz como nodo logístico clave en el norte en detrimento de Villafría.
La UTE encargada del proyecto de este quinto tramo concluye que la viabilidad de esta alternativa obligará a modificar el trazado en los últimos 453 metros para que la línea de alta velocidad entre Burgos y Vitoria sea compatible en el futuro con este desvío del tráfico ferroviario de mercancías por el norte de la ciudad alavesa.
Europa fija el año 2030 como fecha límite para su puesta en servicio, un horizonte optimista habida cuenta del gran número de condicionantes existentes alrededor de su construcción.De hecho, las estimaciones del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) retrasan la fecha prevista hasta el aún lejano año 2035.
Mientras el Adif sigue su hoja de ruta con la intención de licitar este año la construcción de dos de los cinco tramos del AVE a Vitoria, tanto el Ministerio de Transportes como el de Transición Ecológica siguen sin pronunciarse sobre la situación de la prórroga de la Declaración de Impacto Ambiental que caducará en junio del próximo año al no haberse iniciado las obras en ningún tramo.
La LAV Burgos-Vitoria constará de 101,2 kilómetros de longitud para conectar ambas capitales en alrededor de media hora. De este modo, los usuarios se desplazarán en el futuro desde el País Vasco a Madrid en poco más de dos horas. Sin embargo, aún queda un largo trecho por recorrer aunque se sortee como está previsto la modificación del proyecto solicitada para el quinto tramo. El que unirá entre Pancorbo y Ameyugo sigue su curso, mientras que el resto (Burgos-Piérnigas, Piérnigas-Pancorbo y Ameyugo-Manzanos con el bypass a Miranda incluido) disponen de cuatro meses más de margen para su entrega.
Las claves de la modificación
VARIANTE EXTERIOR
El Ministerio de Transportes estudia en este momento la construcción de una variante para tráfico de mercancías y para la conexión directa de alta velocidad entre Bilbao y Madrid sin parada en Vitoria. Esta medida, muy valorada en la capital vasca, potenciaría Júndiz en detrimento de Villafría y eliminaría el paso del transporte de carga en el casco urbano.La UTE encargada del proyecto destaca la obligación de modificar los últimos 453 metros que para que la LAV Burgos-Vitoria sea compatible con esta variante.
NUEVAS INFRAESTRUCTURAS
Con el proyecto ya definido, la campaña geotécnica en curso ha puesto de manifiesto la necesidad de incluir más viaductos, ampliar algunos de los ya contemplados y sumar más pasos inferiores en los 13,7 kilómetros de recorrido que unirán en la futura plataforma las localidades alavesas de Manzanos e Iruña de Oca.