Óscar Araco se considera más de Monasterio de Rodilla que de la capital burgalesa, donde acaba de empezar cuarto de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural. A partir de esta afirmación relata su vinculación al campo desde que era un niño por tradición familiar; esa costumbre de estar siempre mirando al cielo que más tarde se convirtió en una vocación enriquecida por conocer la parte científica del trabajo de a pie raíz que requiere. Y eso hizo, aunque cuando se estrenó como universitario no entendía el porqué de que hubiera tan pocos estudiantes que se decantaran por su misma opción.
«Creo que el campo, en cierto modo, está un poco mal visto y no despierta interés», sostiene, al tiempo que detalla las numerosas posibilidades que ofrece el grado más allá de lo que afecta directamente a los cultivos. «Se aborda la edificación de naves agrícolas, la economía del sector y su gestión, y las industrias alimentarias», precisa, reconociendo en este punto la atracción que le han despertado unos ámbitos que «desconocía».
Tiene muy claro su objetivo profesional. Este año quiere hacer prácticas en alguna cooperativa, mientras que cuando se gradúe buscará un empleo relacionado con el campo y la innovación. No pasa por alto tampoco la importancia de la sostenibilidad en el sector, que considera clave en el futuro inmediato de la agricultura debido a que «cada vez se recortan más los fertilizantes o los herbicidas en favor del medio ambiente y nos enfrentamos a una meteorología cambiante que hace necesario gestionar muy bien el gasto».
Ve el futuro con esperanza debido a la elevada empleabilidad existente, uno de los aspectos que influyó en la decisión de su compañero de carrera Víctor San Juan, al igual que otras ventajas y alabanzas que escuchó de personas cercanas. «Conocía un poco el campo y me gustaba, lo que también me animó», asegura, al tiempo que se muestra satisfecho con los contenidos de la titulación pesar a que «no me esperaba tanta física y matemáticas».
Al igual que Araco, San Juan alude a la diversidad de los conocimientos adquiridos al «englobar a toda la industria agrícola y alimentaria», apuntando a un desconocimiento de la titulación como explicación a la baja demanda.
«Hay muchos ámbitos profesionales a los que poder dedicarte», subraya. Ya se encuentra en México, donde cursará su último grado de carrera a través del programa UBUGlobal después de dejarse llevar por sus inquietudes personales y laborales: «Siempre me ha atraído Latinoamérica y ahora también podré conocer cuestiones importantes para mi formación en el ámbito de la alimentación, además de aprender a hacer las cosas de otra forma».