Un pasto gran reserva

LETICIA NÚÑEZ / Pedrosa de Duero
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Un rebaño de 350 churras pasta por primera vez en los viñedos de la bodega Hermanos Pérez Pascuas, con sede en Pedrosa, que ha decidido dar un paso más y apostar por la agricultura regenerativa

El rebaño de 350 ovejas churras del pastor de Roa de Duero, José Antonio Ruiz Nieto, se ha convertido en un gran aliado para la bodega Hermanos Pérez Pascuas, con sede en Pedrosa. Desde hace unas semanas y por primera vez en su historia, los animales pastan por el viñedo con un doble objetivo. Por un lado, se comen las malas hierbas y llevan a cabo un primer control de la vegetación. Y, por otro, abonan las parcelas de forma natural.

«Así cierran el ciclo», expone el responsable de campo de Viña Pedrosa, Daniel Pérez, mientras indica que esta técnica les permite reducir el uso de maquinaria y, por tanto, no contaminan tanto, tampoco utilizan químicos y, sobre todo, contribuyen a preservar la biodiversidad en sus viñedos tradicionales en vaso. Este es un aspecto fundamental en la filosofía de la bodega, que tiene certificados sus viñas en ecológico y que ahora da un paso más con su apuesta por la agricultura regenerativa.

Como explica Pérez, el pastoreo de las ovejas también mejora la salud del suelo, promueve la fertilidad y la retención del agua, lo que se traduce en un viñedo más resistente y sano. «Por donde pasa el ganado salen otras hierbas interesantes y ya que tenemos pastor en Roa, pues que se pueda beneficiar porque no hay apenas (terrenos) perdidos para que coman las ovejas», agrega al respecto.

José Antonio Ruiz Nieto, el pastor de Roa de Duero, guía a su rebaño entre las viñas de la bodega Hermanos Pérez Pascuas acompañado de una pareja de burros zamoranos.José Antonio Ruiz Nieto, el pastor de Roa de Duero, guía a su rebaño entre las viñas de la bodega Hermanos Pérez Pascuas acompañado de una pareja de burros zamoranos. - Foto: Patricia

Solo en los diez primeros días de pastoreo en el viñedo, las ovejas ya han hecho su labor en cerca de 20 hectáreas. El responsable de campo de Viña Pedrosa cuenta que la clave está en que el pastor, al que acompañan una pareja de burros zamoranos, mueva bastante el rebaño «para que no pisoteen en exceso el suelo». Así, cada día que el cielo da tregua, lleva a sus ovejas por una zona distinta.

Ahora bien, el tiempo para aplicar esta práctica resulta limitado. Ya no sólo por las lluvias sino especialmente por la brotación, de forma que en cuanto las yemas desborren, las ovejas no entrarán más a las viñas. En principio, mantendrán el pastoreo, que llevan a cabo durante tres o cuatro horas por la mañana y otro par por las tardes, unos pocos días más. «Hay que controlarlo muy bien», asegura Pérez, satisfecho con los resultados logrados por el momento con el rebaño de El Suave, como conocen al pastor de Roa. «Ya nos ha dado el primer corte y hay una cantidad importante de abono orgánico».

José Antonio Ruiz Nieto, el pastor de Roa de Duero, guía a su rebaño entre las viñas de la bodega Hermanos Pérez Pascuas acompañado de una pareja de burros zamoranos.
José Antonio Ruiz Nieto, el pastor de Roa de Duero, guía a su rebaño entre las viñas de la bodega Hermanos Pérez Pascuas acompañado de una pareja de burros zamoranos. - Foto: Patricia González

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