La resolución del concurso de traslados del 2023, extraordinario por el elevado número de plazas, no introduce novedades en el HUBU con respecto a los previos, dado que vuelve a quedarse lejos del objetivo de este tipo de procedimientos, que es estabilizar a la mayor cantidad posible de personal. En la categoría de médicos el complejo aspiraba a afianzar a 116 facultativos y, si todo va bien, se quedará en el 45% de esta cifra porque solo 52 han pedido una de las plazas ofertadas. Más llamativo es lo relativo a la enfermería, que sacaba 201 puestos y apenas consigue que 19 profesionales soliciten desplazarse para trabajar en la capital.
Más allá de las cifras, estos datos son relevantes porque indican que la temporalidad seguirá siendo un problema grave para el HUBU: todos los puestos que no se ocupan con titulares (el equivalente de Sacyl a un funcionario) no pueden quedar vacantes porque sería imposible prestar la asistencia sanitaria con normalidad, por lo que se intentan cubrir con personal interino o eventual. Y esto es algo que conlleva mucha inestabilidad, porque en cuanto el trabajador consigue un trabajo mejor, bien por salario o por otras condiciones, se marcha.
Tanto el actual consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, como su antecesora en el cargo, Verónica Casado, consideraron prioridad urgente la fidelización y estabilización de plantillas. Para conseguirlo, Sacyl dispone de dos mecanismos: la convocatoria de ofertas públicas de empleo (OPE) para cada una de las respectivas categorías y el concurso de traslados, que suele ofertar las plazas que no se han cubierto con la oposición. Si no todas, sí la mayoría.
Dado que el Gobierno de España lleva años insistiendo en que la temporalidad entre los funcionarios debe estar por debajo del 8% de la plantilla, la Consejería de Sanidad optó en 2023 por un concurso extraordinario de traslados con más plazas de las que salen de ordinario (en Burgos se duplicó la oferta inicial para la categoría de médico) y que pretendía estabilizar plantillas, pero también organizarlas. Es decir, daba opción a que los profesionales pudieran asegurarse plaza en el centro sanitario en el que quieren trabajar y acabar así con las constantes solicitudes de comisión de servicio.
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