La resolución de un juzgado de lo Mercantil de Madrid que ordena la inscripción en el registro de la antigua residencia universitaria Peña Amaya a nombre de una empresa quebrada supone una «pérdida patrimonial importante» para la ciudad, la cual asume la derrota una vez finalizada una batalla judicial constante, con demasiados flancos abiertos e imposible de resolver a su favor en los últimos años.
Una vez asimilado que tanto la finca como el edificio escaparán definitivamente del control y de la gestión municipal, la administración local trabaja para reforzarse en su nueva posición de una historia en la que ya solo queda rescatar los restos del naufragio para minimizar el importante revés económico sufrido y añadido al daño patrimonial.
«Con esta resolución el Peña Amaya formará parte de la masa concursal de la empresa propietaria y el Ayuntamiento entrará como un acreedor más», explica un pesimista Manuel Manso tras ceder cualquier posición de privilegio en la próxima fase del proceso. «Presuponemos que no habrá suficiente para todos los acreedores y saldremos perdiendo», avanza.
El escenario es desfavorable y el balance de daños será cuantioso una vez el administrador concursal pase el relevo del Peña Amaya de una vez por todas. Por ello, los servicios jurídicos municipales analizan de forma pormenorizada la documentación para minimizar en la medida de lo posible la pérdida económica acumulada a lo largo de 20 años.
El Ayuntamiento pagó en 2005 casi cinco millones de euros en suelo urbanizable por el inmueble y, en realidad, jamás llegó a ser de la ciudad después de que la operación fuera declarada ilegal en los tribunales. El administrador de Inizia Gestión Inmobiliaria, empresa quebrada y declarada definitivamente propietaria del solar, ya planteó en el pasado subastar uno de los pocos activos de los que puede tirar y esa opción daría una nueva oportunidad de recuperar el Peña Amaya.
Sin embargo, el responsable del área de Urbanismo descarta de forma tajante este movimiento. «Sería una locura. No es que tengamos un especial interés en recuperar el Peña Amaya, lo que se buscaba con esto era recuperar el dinero. Si ahora resulta que tenemos que poner más para repartir entre el resto de los acreedores sería una broma pesada y por eso no está planteado hacer algo así», zanja.
«Creo que ya no hay posibilidades de recuperarlo y la posición es clara, entrar como un acreedor más para repartir entre todos lo que valga el Peña Amaya. Se producirá una importante pérdida patrimonial sin solución», subraya Manuel Manso. «El auto del Juzgado de la Mercantil que deja sin efecto la titularidad municipal del inmueble perjudica claramente los intereses económicos del Ayuntamiento.Teníamos un bien inscrito a nuestro nombre y ahora desaparece para formar parte de una masa concursal», concluye.
Los últimos cálculos datan de hace diez años y valoraban el inmueble en 3.351.458,94 euros, frente a los 4.544.979 euros en los que se escrituró en 2006. Posteriormente, el edificio estuvo a disposición de los interesados con la posibilidad de negociar a la baja.
Ahora los administradores concursales de la empresa propietaria quebrada tienen las manos libres para adoptar las medidas que consideren adecuadas para obtener el mayor rendimiento económico al edificio y al resto de la superficie de la finca.
Proyecto frustrado. Descartada la posibilidad de recuperar el antiguo colegio mayor a toda costa, la resolución emitida por un Juzgado de lo Mercantil de Madrid tiene otro efecto negativo para los intereses municipales. Y es que la administración local había planteado junto a la Universidad de Burgos un proyecto para la creación de un espacio para la retención de talento, lo que se conoce como 'talent house'.
El Peña Amaya reunía unas características «magníficas», tanto por sus condiciones -hasta 2003 fue una residencia de estudiantes- como por su ubicación. El solar linda con el campus Río Vena de la UBU y, en concreto, el edificio C de la Escuela Politécnica se presentaba como el complemento perfecto para desarrollar una comunidad científica que habría necesitado infraestructura, equipamientos y servicios. El Ayuntamiento habría aportado la residencia y la UBU, la gestión del talento.
«Estábamos esperando a esta resolución», lamenta el concejal de Urbanismo, un Manuel Manso que destaca la «oportunidad perdida» al perder la titularidad del Peña Amaya. «Estábamos en conversaciones con el rectorado, pero ni siquiera pudimos acudir a una convocatoria de fondos europeos porque no teníamos confirmada la propiedad del edificio», explica.
Manuel Manso aclara que este proyecto no está descartado, si bien ahora «habrá que pensar en otra ubicación cuando esta tenía unas condiciones fantásticas». Sea como fuere, el último auto de un Juzgado de lo Mercantil de Madrid pone fin a la batalla judicial emprendida por el Ayuntamiento y ahora queda por comprobar cuál será el destino del solar y del inmueble en la previsible puja que impulse el administrador concursal que gestiona los bienes de la empresa propietaria, la quebrada Inizia Gestión Inmobiliaria.