Haz el arte y no la guerra

I.L.H. / Burgos
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Diez artistas de Burgos cambian el verde caqui de la Comandancia Militar por una paleta llena de colores • El Palacio de Capitanía acoge desde ayer la primera exposición ajena a la temática del Ejército • Hasta el 27 de mayo

El teniente coronel Joaquín Sainz Barranco (d) explicó los detalles de la muestra junto a los artistas y al general jefe de las Fuerzas Pesadas, Juan Carlos Domingo Guerra. - Foto: DB/Jesús J. Matías

No se habían visto en otra. Rodeados de uniformes y galones y de la sobriedad del color caqui, los artistas que protagonizaban la nueva exposición en el Palacio de Capitanía se mostraron al principio encorsetados por la parafernalia militar. La imponencia del edificio -y lo que sus paredes guardan-, dejaba a los artistas y a los invitados de paisano un tanto descolocados. ¿Qué pinta en la sede de la Comandancia Militar de Burgos, Soria y Cantabria la abstracción de Fran Herreros, el corcel apocalíptico de Cristino o la mancha de Amparo  Castellanos?

Sin embargo, tras el contraste inicial la obra de los artistas invadió el edificio hasta hacernos olvidar dónde nos encontrábamos. El continente comenzó a dar paso al contenido una vez que el teniente coronel Joaquín Sainz Barranco presentó la exposición: «La muestra forma parte del plan cultural de las Fuerzas Pesadas al que el general, pese a la crisis, no ha querido renunciar. Ésta es la primera exposición en Capitanía que no está vinculada al Ejército o las Fuerzas Armadas, y la conjunción entre el edificio y la obra encaja perfectamente».

El general mencionado, Juan Carlos Domingo Guerra, ejerció como anfitrión durante un recorrido en el que cada artista fue explicando su obra, con las excepciones de Pepe Carazo, Isacio de la Fuente y Fabri, que no pudieron acudir a la inauguración.

En el vestíbulo le tocó a Fran Herreros batallar con el lenguaje del arte hablando de Monet, los colores planos y la abstracción. Le siguió Ignacio del Río explicando su paleta mediterránea.

En el Salón del Trono a explicaron su obra Marticorena, con acuarelas  -algunas de ellas premiadas- que se ven y se oyen; María José Castaño y sus árboles humanizados, el río que se desborda o la tierra que habla; Milagros Casado, de tradición figurativa;y Amparo Castellanos, cuya obra se debate entre la mancha y la figura.

Otra vez en el vestíbulo, el caballo de hierro reciclado de Cristino terminó de convertir a Capitanía en «un edificio abierto a Burgos que colabora con el arte».