Se llamaba Ignacia García y era de Burgos. Y reunió todas las condiciones (que no eran pocas y, además, exigentes) para convertirse en ama de cría del futuro rey Fernando VII. Amamantó al Borbón de forma ininterrumpida durante un año entero, entre los meses de octubre de 1784 y 1785, y es considerada una de las nodrizas más importantes de cuantas tuvo la realeza en aquella época. 240 años después, una descendiente directa de esta mujer ha rescatado, con tanto tesón como pasión, su historia, avalada por documentos que acreditan el papel relevante de Ignacia García como ama de crianza de El Felón.Entre ellos, el Privilegio de Hidalguía, que recoge con todo lujo de detalles el motivo por el que se concede tal reconocimiento a esta burgalesa y cuanto ello acarreaba: entre otras cosas, una pensión vitalicia y un escudo de armas. Alexia Renedo, que además es una entusiasta de la geneología, es tataranieta del hijo de Ignacia, quien tras dar el pecho aún estuvo un año más como cunadera del rey, esto es, su cuidadora. «Cada vez que Fernando VII pasaba por Burgos visitaba a Ignacia.La quería muchísimo. Mantuvieron un gran vínculo», afirma.
Lo tiene muy estudiado Alexia, que está escribiendo la historia de su familia y que, aunque residente en Londres desde hace décadas, cada vez que visita Burgos se zambulle en los archivos rastreando cualquier dato, cualquier información que arroje más luz a la epopeya familiar. El caso de Ignacia no es único: como ya recogió el académico de la Fernán González Luis Cortés Echánove, entre los reinados de Felipe II e Isabel II hasta sesenta mujeres de diferentes localidades burgalesas (especialmente la capital y del alfoz) fueron amas de cría de los niños de la realeza española. No es único pero sí excepcional: gracias a Renedo se conoce en profundidad la historia de esta nodriza.El Privilegio de Hidalguía que atesora Alexia (y que es una copia del original, que se perdió), es extenso y detallado, y explica perfectamente, entre otras cosas, las prebendas que se concedían.
«400 ducados anuales vitalicios; un ducado es equivalente a 3,5 gramos de oro. Si lo traducimos a euros tomando en cuenta el valor actual del oro, que está a 60 euros por gramo, estaríamos hablando de una pensión vitalicia de 85.000 euros, que era mucho dinero, máxime para alguien que, después de haber estado dos años en Palacio, se retiró a su casa y ya no tuvo que trabajar.Además, la familia estaba exenta de pagar impuestos, de cualquier acusación penal. Inmunidad civil, estaban blindada». Explica Renedo que, lamentablemente para la familia de Ignacia, y dado que la hidalguía sólo se hereda por línea recta de varón, tamaño privilegio para esta familia desaparece a finales del siglo XIX, cuando los varones una de las generaciones fallecen de pequeños y, por tanto, sin descendencia.
Renedo y Alfonso Díez Ausín, investigador de las tradiciones burgalesas y gran conocedor de la historia de las amas de cría de esta tierra. - Foto: ValdivielsoEscudo. Muestra Alexia ese documento que conserva como oro en paño y señala, también, la descripción exacta del escudo que se creó para la familia de Ignacia, remontándose en el tiempo a través del árbol genealógico de ésta hasta la época de los Godos. Esos estudios que darían como resultado un blasón corrían a cargo de los expertos de Palacio. «No era nada sencillo ser ama de cría de la realeza.Tenían que reunir unas características muy concretas y eran los propios médicos de los monarcas quienes las elegían. No sólo debían estar sanas, sin enfermedades siquiera de la piel y ser robustas.Debían ser cristianas viejas y tener una buena conducta moral. Se interrogaba incluso a los párrocos y a las autoridades. Los informes debían ser muy completos», señala.
Además de su curiosidad y perseverancia, ha contado Alexia Renedo con la ayuda de Alfonso Díez Ausín, investigador del folclore, que ha conseguido confeccionar los tres trajes típicos que utilizaban nodrizas como Ignacia García. Precisamente en estos está inspirado el que hoy lucen las reinas de las fiestas de Burgos. Que las nodrizas gozaban de estatus ha quedado acreditado incluso en el arte: en el cuadro Desembarco de Fernando VII en el Puerto de Santa María, de José Aparicio Inglada y que se encuentra en el Museo del Romanticismo, aparecen dos amas de cría burgalesas con el infantito Francisco de Asís María, duque de Cádiz, vistiendo ambas trajes como los que realiza ahora Díez Ausín y que pueden verse en su nuevo establecimiento, Orbace&Manflor, sitio en la calle Eduardo Martínez del Campo.
Alexia Renedo está feliz descubriendo cada día cuestiones nuevas alusivas a su familia. Afirma que lo hace en memoria de su padre, quien le inculcó esa pasión por las raíces familiares. Aún tiene por descubrir dónde residió Ignacia, aunque sus indagaciones le han llevado a colegir que debió vivir en la zona sur de la ciudad. Existen incluso unas coplillas que la evocan de esta manera: De nuestro barrio era la hermosa Ignacia/ que al amado Fernando dio la lactancia/ Diga el Diario que el rey también es hijo/ de nuestro barrio.