Hosteleros de Briviesca culpan al Ayuntamiento de sus pérdidas

S.F.L. / Briviesca
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Calculan que han dejado de ganar «unos 8.000 euros» durante las mañanas de verano desde que se hace cumplir la ordenanza, que obliga a instalar los veladores a partir de que la zona de la Plaza Mayor cierra al tráfico (13 horas)

Los bares de la Plaza Mayor de Briviesca solo pueden colocar por la mañana mesas altas en el exterior de los locales. - Foto: S.F.L.

El verano no ha ido como esperaban los hosteleros de la Plaza Mayor de Briviesca. A pesar de que las buenas temperaturas registradas en julio y agosto animaron a salir a los vecinos a la calle antes de lo habitual, los gestores del Octopus, Tagore y Madols -los únicos bares abiertos en la céntrica zona- denuncian unas «altas pérdidas económicas» como consecuencia de no poder instalar las terrazas antes de las 13 horas, momento en el que el tráfico rodado se cierra en la zona de lunes a sábado.

La ordenanza reguladora del uso privativo por el sector de la hostelería de vías públicas para la colocación de barriles, mesas altas, bancos y otros elementos auxiliares, aprobada en 2013, recoge que en las calles en las que el tráfico de vehículos está limitado en el tiempo, los elementos auxiliares no podrán situarse mientras la circulación permanezca abierta. «Hasta este verano nunca habían aplicado la medida, y al no montar las 20 mesas y sillas que el Ayuntamiento me autorizó hasta el medio día los clientes han optado por desayunar en otros locales», declara Arturo, del bar Octopus. «El bajón de trabajo por las mañanas ha sido considerable y calculo que desde junio hasta ahora he dejado de ganar más de 8.000 euros», se lamenta.

Antonio, su compañero de emplazamiento y propietario del bar Tagore, mostró su malestar durante la celebración de las fiestas patronales de Nuestra Señora y San Roque y decidió bajar la persiana, consciente de que se trata de una de las mejores fechas para facturar. Es la primera vez en los 25 años desde que tomó las riendas del local que clausura en la semana grande y asegura que repetirá la acción si la situación persiste o incluso cerrará definitivamente el negocio. «Trabajar así no me compensa», confiesa. 

A pesar de que la corporación aprobó en Pleno modificar «puntualmente» el artículo 7 de la ordenanza reguladora (requisitos para la concesión de la licencia?) con el fin de que los hosteleros pudieran colocar más de cinco elementos auxiliares en el exterior de sus bares -antes solo podían dos- y que estos fueran compatibles con la instalación de mesas y veladores -hasta entonces debían optar por estructuras altas o bajas- los empresarios continúan afectados. «¿De qué nos sirve esto? Nuestro problema es que somos los únicos que tenemos el horario de terrazas restringido, a pesar de que el mobiliario no ocupa la carretera. Los locales ubicados en otras plazas de la ciudad no están obligados a cumplir esta norma», comentan. 

El alcalde de la localidad, José Solas, consciente de la polémica suscitada en el sector, asegura que se hace cumplir la ordenanza en su totalidad desde hace unos meses «precisamente por los enfrentamientos generados entre hosteleros, que incluso llegaron a intercambiarse denuncias», expone a este medio. Con la última modificación temporal -que se hará efectiva hasta final de verano- han pretendido «beneficiar a los hosteleros», aclara. Si bien, afirma que las terrazas de la Plaza Mayor no pueden colocarse hasta las 13 horas porque «así lo marca la normativa». 

Retirar el mobiliario. Por otro lado, existe un malestar más generalizado porque se deben recoger los veladores a diario y las mesas, sillas y sombrillas no puede permanecer en la calle durante la noche. Una buena parte de los hosteleros instalaban las terrazas según abrían las puertas de los bares y amontonaban los elementos junto a las puertas de los locales al cierre. «He alquilado una lonja para guardarlo todo porque en el interior del bar no me entra y esto me supone un gasto extra con el que hasta hace meses no contaba», denuncia Antonio. 

Ante estas quejas, Solas recuerda que «en cualquier ciudad los bares y restaurantes recogen todas las noches el mobiliario».