Creen que el narco usaba su empresa como tapadera

F.L.D. / Burgos
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El presunto narcotraficante detenido por la Policía Nacional hace unos días en Burgos era el propietario de una empresa de fumigación a través de la cual obtenía sustancias químicas con las que adulteraba la droga

Utensilios y sustancias incautadas por la Policía Nacional durante los registros a su vivienda y trasteros. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

No es nada sencillo adquirir determinados productos químicos destinados a adulterar droga. Cualquier particular levantaría de inmediato las sospechas policiales si quisiera comprarlos, aunque acudiera al mercado negro. Pero la cosa cambia si quien obtiene este tipo de mercancía es una empresa especializada, por ejemplo, en productos fitosanitarios y en fumigadores.

Esta fue la tapadera perfecta que aprovechó E.F., de 50 años, para convertirse en uno de los mayores traficantes de cocaína de la ciudad, según el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial. Un entramado que también le servía, siempre según sus investigaciones, para lavar el dinero ilícito obtenido. 

Este disfraz de empresario y su apariencia de hombre normal con una vida completamente anodina no es lo único que complicó durante más de una década la labor de los 'estupas' de la Policía Nacional. A lo largo de todo este tiempo, E.F. había desarrollado una extraordinaria cautela que le mantenía, aparentemente, muy lejos de la droga. Lo suyo no era el menudeo. Podía tener pequeñas cantidades, señalan fuentes de la investigación, pero sólo para consumo propio o el de sus amigos. Tenía una cartera de contactos que le surtían al por mayor. Luego él se encargaba de cortarla, adulterarla y dejarla lista para que otro se ocupara del trabajo sucio.

Después de once años de intentonas que terminaban siempre en una vía muerta, el pasado verano arrancó la operación definitiva. Y eso que el resultado de las vigilancias era el de siempre. A lo largo de estos meses, los investigadores se han hartado de ver interminables paseos con su perro blanco, sus cafés en un establecimiento cercano a su casa y demás quehaceres diarios que, a ojos de quienes tenían algún trato cercano con él, le alejaban de su condición de 'capo' de la droga en Burgos.

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