Las uvas son como las personas, cada variedad madura a su ritmo, lo que provoca que desde que se coge el primer racimo en el territorio de la DO Ribera del Duero hasta que culmina la recepción de uva en la última bodega puede pasar más de mes y medio. De hecho, cuando todavía la inmensa mayoría de los viticultores y enólogos están preparando sus vendimias para dentro dos semanas, hay algunas parcelas que empiezan a registrar el ir y venir de cuadrillas bien pertrechadas de sus tijeras y cajas de selección.
Después de unas jornadas en las que la lluvia ha impedido acceder a las parcelas, en la finca Torremilanos ayer decidieron arrancar las labores de cosecha de lo que será la añada de 2024. «Estas uvas estaban para vendimiar hace una semana, pero con tanta agua hemos tenido que esperar», reconoce Miguel Ángel Peñalba, responsable de todo el viñedo de Torremilanos. Y lo comenta junto a una de las líneas de cepas de la variedad pinor noir, que es siempre la que primero madura. «La utilizamos para el cava rosado y, hace unos años, probamos a hacer un tinto monovarietal con ella y nos gustó el resultado», explica el destino de los racimos de las primeras cepas, que se etiquetará como vino de la tierra.
Al no ser unas labores que vayan a continuar, han echado mano de los empleados de la casa. «No tenemos más de 60 áreas de pinor noir, así que lo cogemos todo hoy por la mañana; la cuadrilla de vendimiadores de todos los años aún no ha venido, porque para coger esto, con los trabajadores que tenemos todo el año nos vale», comenta Peñalba a la vez que calcula que a las 12 habrán terminado de recoger los racimos de las cepas.
En estas jornadas, los viticultores tienen un ojo en el cielo y otro en el resultado de los análisis que van haciendo a sus uvas, para conseguir el punto óptimo de maduración. «Con esto pararemos hoy, y hasta la semana que viene no cogeremos lo blanco, y el tempranillo no creo que tardemos, igual para la semana de fiestas», estima Peñalba, refiriéndose a las patronales de Aranda. «Todavía recuerdo que antes me cogía las vacaciones por estas fechas, ahora eso es imposible de tanto como se ha adelantado la vendimia», apunta en alusión, sin nombrarlo, al cambio climático, que tanto ha cambiado las fechas de recogida de la uva en la Ribera del Duero.
Un año más, Torremilanos da el pistoletazo de salida a una vendimia escalonada que marca el ritmo septembrino en la comarca.