Detrás de un golpe a un local hostelero en el que los ladrones se llevan más de 30.000 euros nada es casualidad. Ni el momento, ni el lugar, ni mucho menos el modus operandi. Los grupos de aluniceros estudian al detalle cada asalto que perpetran, aunque la ejecución sea tan simple como estrellar un coche y arrasar con la caja registradora y las máquinas tragaperras en cuestión de minutos. Analizan los movimientos de sus víctimas, las posibilidades de que el botín sea cuantioso y hasta la mejor forma de darse a la fuga sin que las fuerzas de seguridad puedan darles alcance.
En este inicio de año, la provincia de Burgos ha sido víctima de varios robos con fuerza de este tipo, los dos más llamativos en la capital y en Aranda. La Policía Nacional y la Guardia Civil comparten información para perseguir a las bandas que podrían estar detrás de estos ilícitos penales.
El dueño del bar Nicontigo, ubicado en la confluencia entre Francisco Grandmontagne y calle Vitoria, reconocía a DB que nunca había sufrido un 'palo' como el de la madrugada del pasado 17 de marzo. Y no sólo por el destrozo, que fue realmente espectacular. Una furgoneta reventó la puerta de entrada. Los ladrones, las vitrinas expositoras, de alto coste, y todo lo que encontraron a su paso. La cuestión es que el botín también fue bastante elevado. Arrasaron con las máquinas tragaperras y con la caja registradora, que ya de por sí tiene un coste cercano a los 15.000 euros. En total, un robo cuya cuantía podría superar con creces los 30.000.
¿Eligieron los aluniceros este lugar al azar? Podría ser, pero es improbable. Como también lo es en el caso ocurrido unas semanas en pleno centro de Aranda. En esa ocasión, el objetivo fue una perfumería de la que los ladrones se llevaron numerosos perfumes y productos cosméticos de alta gama.
La forma de actuar, y la experiencia previa en la persecución de este tipo de delitos, apunta a bandas itinerantes, especializadas y muy bien organizadas. En la investigación de estos hechos, a los que se unen al menos a otros tres ocurridos en las últimas semanas en la provincia, está siendo clave el trabajo de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
La creencia es que este tipo de organizaciones delictivas tienen miembros que se dedican a buscar objetivos o los llamados 'chivatos', quienes les informan sin necesidad de que ellos se desplacen previamente. Acto seguido, roban un coche alto de gama, gran potencia para facilitar la huida y fácil de robar. Los Seat León han sido los favoritos de los ladrones en los últimos años, sobre todo por esta última cuestión. Al parecer, cuentan con elementos electrónicos especiales para lograr una apertura sencilla.
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