Benaiges, vivo en la memoria briviescana

F. TRESPADERNE
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El equipo de rodaje de 'El Maestro que prometió el mar' toma la plaza Mayor para grabar una escena de la película que recupera la figura del que fuera profesor de Bañuelos de Bureba, ejecutado en 1936

Esta escena, con la actriz Laia Costa caminando, se repitió en varias ocasiones, lo que obligó regar el suelo dos veces y a estar pendientes del sol. - Foto: Valdivielso

El espíritu del maestro Antonio Benaiges sobrevoló la plaza Mayor de la capital burebana, la misma por la que durante su estancia como profesor en Bañuelos de Bureba paseó con compañeros de partido e ideas, una ideología que le costó la vida el 19 de julio de 1936 tras dos años dando clase en la localidad burebana, con un método pedagógico innovador. Sus restos siguen sin aparecer.

A lo largo de los últimos años, gracias a muchas personas, se han puesto en marcha numerosas iniciativas en Bañuelos y en Cataluña para dar a conocer la figura y valores de un maestro de pueblo que hizo soñar a los niños de la meseta burgalesa con el mar y otros mundos. Documentales, exposiciones, conferencias y un museo en Bañuelos son algunas de esas iniciativas que culminarán el próximo año con el estreno de la película El maestro que prometió el mar, cuyo rodaje, en su última fase tras seis semanas, culminó el lunes en la plaza Mayor de Briviesca, con su templete como protagonistas, y en la biblioteca de Monasterio de San Agustín. 

Con estas dos escenas y las que rodaron el sábado en el mirador del Santuario de Santa Casilda, un paraje único, además de algunos planos en varias carreteras de la comarca, finaliza el rodaje de este largometraje y comienza el montaje de una película que, además de dar a conocer a un maestro de pueblo adelantado a su tiempo, también servirá de reflexión y de estímulo para las familias que todavía siguen buscando en fosas comunes y cunetas a sus familiares asesinados.

La directora, Patricia Font (sentada en el centro), siguiendo en un monitor la escena.La directora, Patricia Font (sentada en el centro), siguiendo en un monitor la escena. - Foto: Valdivielso

Además de rescatar los restos de los fusilados, que tiene mucho de valor simbólico, no es menos importante poner en valor figuras como la del maestro Benaiges, todo un descubrimiento para los investigadores y en la ficción incluso para su propia familia. En esa ficción es la biznieta de Benaiges, Ariadna, papel que encarna la actriz Laia Costa, la que al conocer de la existencia de su antepasado inicia un viaje de búsqueda de una persona desconocida para ella y sobre la que su familia siempre guardó silencio. Ese viaje la trae a Bañuelos, Briviesca y la Bureba. 

Ese viaje es el que ha 'obligado' al equipo de rodaje a recalar en Briviesca y en su plaza Mayor, donde la expectación este lunes fue máxima para ver, durante más de tres horas, los meticulosos preparativos para rodar una sola secuencia o plano en el que el centro neurálgico de la bien trazada se convirtió en un plató para que caminara, entre media docena de figurantes briviescanos y con la plaza mojada a manguerazos, la biznieta de Benaiges.

Pasado y presente. Aunque era el último día de rodaje, la directora no permitió ni un minuto, ni segundo, de relax en el equipo que tenía que controlar que no se colara nadie en la escena o que una nube tapara el sol para gritar ¡acción!

Numerosos briviescanos vivieron en directo y en primera línea el rodaje de la película.Numerosos briviescanos vivieron en directo y en primera línea el rodaje de la película. - Foto: Valdivielso

La película, apunta la directora, Patricia Font, está dividida en tres actos y la escena rodada en el Monasterio de San Agustín, con la magnífica biblioteca trasladada desde Oña como protagonista, se incluirá en el primero de ellos, en la primera parte que es la de búsqueda de las huellas del maestro Benaiges, mientras que la escena briviescana corresponde a la última parte cuando la biznieta viaja para contactar con un personaje que viven en la capital burebana. 

Para la directora, realizar esta película ha supuesto «un gran reto porque toda peli lo es, pero si está basada en un hecho real tienes una gran responsabilidad de retratar lo más apurado posible todo lo que te han contado sobre como era y también de la parte que ficcionas porque no sabes como es». 

Enamorada de las espectaculares vistas desde el mirador de Santa Casilda, Font considera que es muy importante identificarse, y representar, a esas familias que como la de Benaiges buscan a sus seres queridos. «Es lo que hacemos en la trama con el personaje de la actualidad, la biznieta del maestro y 2010, que se entrelazada con la del pasado, Benaiges y 1936, Laia (Ariadna en la ficción) representa a todas las familias de los desaparecidos», afirma la directora, quien no duda al afirmar que la película «no solo es la historia del pasado sino también del presente». 

La historia de Ariadna, matiza Font, es la de muchas familias que durante años no hablaron, e incluso silenciaron y escondieron a hijos y nietos, la historia de sus familiares fusilados o represaliados durante la Guerra Civil por eso con este largometraje también pretenden «remover la conciencia y la memoria histórica para no olvidar».

El viaje de la película. Del reparto de actores, entre los que destaca el protagonista Enric Auquer, que encarna a Benaiges, o Luisa Gavasa, ganadora de un Goya por La novia, la única que participó el lunes en el rodaje fue Laia Costa, que aseguró que tras seis semanas en Barcelona, «nos ha sentado muy bien a todo el equipo venir a Briviesca y a Bañuelos, conocer la escuela del maestro, es algo que queríamos desde el principio».

Consciente de que en esta historia ella encarna el presente y representa «a todas las personas que buscan a sus familiares muertos», Laia afirma que la impactó mucho hablar y conocer a algunas de esas persona, «que han dedicado mucho años y esfuerzo económico para abrir una fosa común como la de La Pedraja». Para esta joven actriz, desplazase a Bañuelos y Briviesca, ha sido «realizar el viaje de la película» y señala que Enric Auquer, «lo había preparado tanto que para él este viaje ha sido una nota emocional, personal, y se ha llevado algo muy bonito de estar aquí».

Una de las personas más satisfechas por el último día de rodaje era Paco Escribano que, además de productor, es escrito y autor de la novela Desenterrando el silencio. Antonio Benaiges, el maestro que prometió el mar, en la que se basa la película. «Nos hubiera gustado rodar más aquí, en Briviesca, en Bañuelos es más difícil, pero desplazar a un equipo tan amplio es muy caro», reconoce Escribano, quien agradece la ayuda del Ayuntamiento, «la única que hemos recibido», asevera. La escena de Briviesca, para Escribano, es fundamental «porque no podíamos hacer la película sin que apareciera su quiosco».

Sergi Bernal ha realizado las fotos fijas de las escenas de la película, pero su vinculación con la figura de Benaiges se remontan a agosto de 2010 cuando acudió como documentalista a la fosa de La Pedraja, «y pasó una persona que dijo que allí estaba enterrado el maestro de su pueblo», recuerda, a la vez que afirma que a partir de ese momento «comenzamos a desenterrar la historia del maestro». Ha participado en un libro, un documental, un cómic y ahora una película, «la culminación de la recuperación de este hombre. Es un sueño», afirma, a la vez que recuerda que en la capital de La Bureba el maestro «tenía su entorno social, su vida cultural y la agrupación republicana o socialista briviescana».

El alcalde briviescano, Álvaro Morales, que no perdió detalle del rodaje, se mostraba satisfecho por la presencia del equipo de rodaje en la ciudad y apuntaba que cuando plantearon al Ayuntamiento colaborar económicamente no lo dudaron porque «Briviesca tenía que salir ya que es uno de los escenarios claves en la vida de Antonio». Además, Morales considera que «ya es hora que conozcamos esta parte de la historia con naturalidad».

Para ver el resultado final habrá que esperar a 2023, aunque todavía no hay una fecha para un estreno que a todos los que han participado en el rodaje les gustaría que fue aquí, en la provincia en la que el maestro Benaiges prometió el mar a sus alumnos.