Fue un choque de muchas emociones tanto positivas como negativas. El público expresó su malestar durante la primera mitad y despidió con pitos al equipo cuando llegó el descanso. Durante esos primeros 45 minutos, Jon Pérez Bolo fue la diana de un aficionado. Con el 3-2, el técnico se tomó la revancha y se giró a la grada para hacerle el gesto de que ya no 'piaba'.
«Quizás yo no le debo decir nada, pero si seguimos permitiéndolo y callándolo va a ocurrir más veces. Es mejor solucionarlo de una vez y ya está. He hablado con el chico y quiero volver a pedirle disculpas porque ese gesto igual no se lo tengo que hacer. Te pueden llamar malo, feo, alto o que te digan vete para Bilbao y lo tienes que aceptar porque su equipo va perdiendo, pero si hay faltas de respeto no se puede permitir. Cuando se pasa un límite creo que hay que frenarlo. Lo hemos hablado, se ha solucionado y para mí no hay ningún problema», comentó el entrenador.
Ambos protagonistas charlaron una vez finalizado el duelo con la mediación de Miguel Pérez Michu, el director deportivo de la entidad castellana. Todo acabó en un abrazo, el mismo que le dio José Antonio Caro al entrenador local cuando llegó ese gol de Elgezabal. El portero salió de su área para festejar junto al preparador vasco la remontada que había logrado el equipo.
Asimismo, Miguel Ángel Benavente, consejero del Burgos CF, estuvo presente en las intervenciones de los entrenadores. Cuando se le preguntó por el motivo respondió que quería mostrar su apoyo al entrenador blanquinegro y por eso se sentó entre los periodistas.
El choque dio para mucho, para lágrimas, primero de tristeza y rabia, y después de alegría y emoción. Los espectadores sufrieron una primera parte muy mala por parte de los suyos y festejaron una segunda en la que las críticas y los pitos se transformaron en abrazos.