El rechazo a operarse fuera de la sanidad pública se desploma

G.G.U / Burgos
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Antes de la pandemia había unas 1.000 personas en lista por negarse a salir del HUBU para ser intervenidos, pero ahora rondan los 150 al trimestre. Las demoras 'imponen' practicidad

Foto de archivo de una operación de cadera en el HUBU, que suele derivar a la privada procedimientos de este tipo. - Foto: Jesús J. Matías

Una persona pendiente de entrar en quirófano para una cirugía que solo puede practicarse en el HUBU esperaba a finales de junio una media de tres meses y medio, pero esta demora se alarga más de un mes en el caso de que esa cirugía pueda hacerse en otro hospital -casi siempre privado- y el paciente lo rechace. Este incremento de la espera parecía ser irrelevante antes de la pandemia para quienes estaban convencidos de querer operarse en el HUBU, pero no ahora: la negativa a ser intervenido en un centro alternativo al hospital público ha caído a mínimos.

Así se aprecia en los datos oficiales de la Consejería de Sanidad, en los que se comprueba que cada trimestre de 2019 (a excepción del primero, del que no hay datos) había entre 858 y 1.083 personas en lista de espera quirúrgica por haberse negado a ir a otro hospital. La decisión duplicaba el tiempo que debían aguardar para la cirugía, pero las estadísticas oficiales indican que, o bien no les importaba o, también, no tenían suficiente confianza en los hospitales privados a los que suele derivar el HUBU: Recoletas y San Juan de Dios. En este último caso, mediante el convenio de colaboración especial para aliviar la carga de trabajo de servicios muy saturados, como Oftalmología (en cataratas) o Traumatología (en juanetes y procedimientos similares).

Ahora, cada trimestre cierra con unas 150 personas en lista por haberse negado a ir a un hospital distinto al HUBU, lo cual supone una caída del 80%. Esta circunstancia, específica de Burgos, está condicionada por varios factores, según distintas fuentes no oficiales consultadas. Por una parte, las largas listas de espera que soportan los burgaleses y que obligan a ser práctico una vez que te llaman para entrar en quirófano y, por otra, las mejoras introducidas en sendos hospitales privados de la capital.

El HUBU y San Juan de Dios han introducido cambios en el sistema de derivación para reducir el porcentaje de rechazos, entre otras medidas, y Recoletas lleva años trabajando en modernizar el hospital. Sendas políticas parecen haber cumplido su objetivo, siempre según los datos oficiales.