Una infancia entre balones

C.P. / Burgos
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Aitor e íñigo comparten vestuario en el Burgos CF, mientras que Asier sigue su camino en Primera RFEF con el Sestao River. Su hermana Ainhoa ha cambiado el fútbol por el balonmano

Íñigo y Aitor Córdoba, tras el empate del Burgos CF en el Nuevo Arcángel ante el Córdoba. - Foto: Agencia LOF

La familia Córdoba siempre ha sido futbolera, pero Íñigo no recuerda que hubiera nadie que llegara a dedicarse profesionalmente al fútbol. Los primeros han sido él y sus hermanos, que desde muy pequeños empezaron a despuntar en esto del balompié. Aitor, el mayor de todos, hizo su propio camino hasta el Leoia; Asier siguió los pasos de Íñigo y entró muy joven en Lezama; y Ainhoa, la más pequeña, hizo sus pinitos en el Leioa y ahora va a probar suerte con el balonmano. De una forma u otra, el deporte siempre ha estado presente. Hasta ahí, el escenario puede ser el de muchas familias en España, donde el deporte rey impone su ley entre los más pequeños. Lo extraordinario de este caso es que los tres hermanos hayan llegado a dedicarse al fútbol. Aitor e Íñigo ahora comparten vestuario en el Burgos CF, mientras que Asier compite en Primera RFEF con el Sestao River.

Antes de llegar ahí, a la ama y al aita les tocó darse muchos paseos hasta campos de fútbol para entrenamientos y partidos. "Los fines de semana les decíamos que eran taxistas de campo a campo", recuerda Íñigo con una sonrisa, aunque cuenta que de vez en cuando iban con compañeros porque si no la logística era imposible. "Para ellos fue un alivio en cuanto empezamos a subir de categoría y nos lavaban la ropa en el club, así no tenían que estar todo el día con la lavadora", cuenta. "Era un caos para mi ama", añade.

Los años fueron pasando e Íñigo se fue dando cuenta de que "cada vez estaba más cerca del nivel profesional". Eso sí, asegura que siempre ha jugado al fútbol "por placer" y porque le "apasiona". Ahora, desde el ángulo de la profesionalidad, también disfruta del deporte que lleva practicando toda la vida y lo hace en El Plantío, donde tantas veces ha ido a ver jugar a su hermano: "Siempre le he dicho a Aitor que es un campo que me ha gustado mucho. Crea una atmósfera muy futbolera. He venido mucho como aficionado y ahora toca vivirlo desde dentro".

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