Todo parece indicar que los tiempos para que las vidrieras de la capilla de los Condestables luzcan de nuevo se acortan. En una respuesta del Gobierno a los diputados populares Ángel Ibáñez y Sandra Monea, el Ministerio de Cultura informa de que el proyecto de actuación será redactado durante este primer trimestre de 2024, «con el fin de licitar la rehabilitación de las piezas en la segunda mitad de año».
Con lo que prevé que «el inicio de la ejecución tenga lugar a principios de 2025» en el taller que resulte adjudicatario de los trabajos. La Diócesis y el Cabildo Catedralicio tienen la misma información. Al punto de que advierten de que las vidrieras podrán estar colocadas en su sitio en el año 2026, cuando los plazos que manejaban inicialmente hablaban de 2027. Hay que recordar que su restauración cuesta 850.000 euros que financia la Administración central.
En estos últimos días han acudido dos arquitectas del Ministerio de Cultura hasta la cripta de la Capilla de los Condestables, donde están guardados y catalogados todos los fragmentos de las vidrieras que serán objeto de restauración. Los trabajos de estas profesionales se unirán a los estudios previos, realizados en el último trimestre de 2023, que han sido necesarios para recabar información e identificar los tratamientos de restauración más idóneos que contemplará el proyecto de actuación.
El Gobierno cumple con el compromiso que adquirió el ministro de Cultura, Miquel Iceta, durante su visita al templo gótico en 2022. En aquel encuentro, la Fundación VIII Centenario y el propio Cabildo le trasladaron la necesidad de recuperar catorce vitrales del siglo XVI, creados por Arnao de Flandes, y que por falta de financiación no se habían podido abordar durante los festejos de los 800 años del templo gótico. El ministro se comprometió entonces a «estudiar» con la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes la posibilidad de incluirlo dentro del Plan de Catedrales. Para defender su idoneidad, la Fundación VIII Centenario lideró la solicitud formal al Estado, con el respaldo de una decena de instituciones y los diputados y senadores de la provincia. En aquel escrito se le hizo llegar al ministro una profusa documentación sobre su valor histórico y artístico, los problemas que presenta y la necesidad de recuperar tan emblemática obra coincidiendo con el cumpleaños de la Catedral.
Y aunque el ministerio anunció meses después que financiaría su restauración a la vez que dos técnicos del Instituto de Patrimonio Cultural se trasladaban a Burgos a comprobar el estado de los vitrales, en estos casos nunca es un hecho hasta que queda reflejado por escrito con partida presupuestaria. Ya los presupuestos de 2022 contemplaban dinero para esta actuación.
La intervención está dirigida a recuperar unos cristales artísticos oscurecidos por el paso de los siglos y estropeados a raíz de la voladura del Castillo por las tropas de Napoleón durante la Guerra de la Independencia. Las explosiones hicieron añicos los vitrales hoy perdidos y dejaron muy tocados al resto, que siguió sumando a esas heridas las del tiempo, la humedad y el polvo. Se trata de ocho paños de vitrales, seis dobles y dos sencillos, que firmó el maestro Arnao de Flandes con una técnica que perseguía que fueran eternos.