Sobre el terreno de juego se enfrentaron dos estilos diferentes y es que los mimbres de rojillos y blanquinegros nada tienen que ver. Los primeros, lo que acabaron ganando, tienen en la «calidad, juventud y velocidad», como señaló Julián Calero en la previa, sus mejores virtudes. Ayer las mostraron todas y fueron argumentos suficientes para que los puntos se quedaran en Anduva.
Por su parte, el Burgos llegaba a la cita como el tercer equipo menos goleado del grupo. La solidez defensiva ha sido una de las señas de identidad de la que ha hecho gala el conjunto blanquinegro a lo largo de la temporada, aunque ayer se le echó e falta en varias fases del choque.A los burgalesistas les faltó contundencia en los dos goles que hizo su oponente en la segunda mitad. Ambos llegaron en acciones en las que normalmente el conjunto de El Plantío no suele conceder tanto a su oponente.
El mejor ejemplo de todo lo anterior fue el tercer gol del CD Mirandés, el definitivo 3-1. Camello realizó una gran jugada individual en la que plasmó toda su calidad futbolística en la conducción del esférico, el regate y la posterior definición. Sin restar méritos al delantero rojillo, los centrales blanquinegros no estuvieron acertados en esta ocasión.
Córdoba perdió un balón en una zona en la que está prohibido, mientras que posteriormente faltó contundencia a la hora de defender ese jugada.Si el esférico está en poder de un futbolista de la clase de Sergio Camello el gol parece inevitable.
La diferencia que hubo ayer sobre el terreno de juego es que el Mirandés sí fue el Mirandés y utilizó todas sus armas, mientras que el conjunto no estuvo al nivel que ha mostrado otras tardes. Dio demasiadas facilidades a su adversario y perdió ese equilibrio del que ha hecho gala a lo largo de la temporada.
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