Adiós a 133 años de tradición demográfica... y un poco cotilla

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Desde el domingo este periódico ya no publica los nacimientos y defunciones producidos en Burgos. El Registro Civil aplica la ley que indica que prima la protección de datos personales

En la imagen, un grupo de hombres, varios de ellos con velas, acompañan a un coche fúnebre. Seguro que la identidad del fallecido se publicó en el periódico. - Foto: Fede archivo DB

El primer número de este periódico salió el 1 de abril de 1891, que era miércoles. Constaba de 16 páginas y una declaración de intenciones: Defender y fomentar los intereses morales y materiales de Burgos y provincia y proporcionar a los lectores cuantas noticias, avisos y conocimientos útiles sean de interés general. Ese mismo día, en ese mismo número, ya se daba cuenta de la gente que había nacido y muerto en las jornadas anteriores. En una pequeña sección, de título Necrología (una palabra preciosa que significa, según la RAE, noticia comentada acerca de una persona muerta hace poco tiempo) se pudo leer y es textual: «En el día de ayer se dio sepultura en el cementerio general de esta ciudad á los cadáveres de los Sres. D. Manuel Vadillo Ornedo, de ochenta v dos años, que se hallaba asilado en la casa de las Hermanitas de los Pobres, y de Nemesio Morga Garrido, de treinta y tres años, procedente del hospital de San Juan de esta ciudad. Durante la segunda decena de Marzo anterior nacieron en esta capital 14 varones y 16 hembras legítimos, y un varón y dos hembras ilegítimos, siendo, por tanto, 33 el número total de nacimientos. En el mismo período fallecieron nueve varones solteros, cuatro casados y cinco viudos, y una hembra soltera, tres casadas y ocho viudas. Total defunciones, 30». 

Aquellos cadáveres con nombre y aquellas criaturas legítimas e ilegítimas que habían llegado al mundo en la ciudad a finales del siglo XIX inauguraron una tradición que se terminó ayer. Desde el domingo Diario de Burgos ha dejado de publicar con nombre y apellido los nacidos y fallecidos en la ciudad y pone fin a 133 años y medio de información demográfica y, por qué no decirlo, un poco cotilla: pocas cosas hay que gusten más que saber quién se ha muerto, por si se conocía al difunto, sus circunstancias o su familia, o descubrir en las páginas del periódico qué nombres se han puesto a las criaturas recién nacidas e intuir quiénes son los progenitores por los apellidos. Por no hablar de los matrimonios: hubo un tiempo en que en esa misma sección se daba cuenta de todas las parejas que se casaban: nombre y apellidos del novio y la novia, parroquia donde iba a tener lugar la ceremonia y hora del evento, lo que visto con los ojos de hoy da escalofríos.

Y es que es la protección de datos la que ha primado. La juez encargada del Registro Civil, María Luisa Miranda de Miguel, envió una comunicación a esta redacción indicando que dejarían de enviarse las relaciones diarias de nacimientos y defunciones para ser publicadas «de conformidad con el artículo 15 de la ley 20/2011 de 21 de julio del Registro Civil, que establece que para obtener la información registral de datos referidos a personas distintas del solicitante debe existir un interés legítimo y al haberse recibido alguna queja relativa a la publicación en la prensa de los nacimientos y las defunciones debe primar la protección de datos personales», algo que se comprende perfectamente. 

Durante años, las bodas (esta es de 1947) también fueron anunciadas con el nombre de los contrayentes, la iglesia y la hora.Durante años, las bodas (esta es de 1947) también fueron anunciadas con el nombre de los contrayentes, la iglesia y la hora. - Foto: Fede Archivo DB

Decimos adiós, pues, a este pequeño apartado en nuestras páginas, pero nos queda un inmenso legado de más de un siglo en el que se pueden rastrear los usos y costumbres de la sociedad y los cambios que esta ha ido implementando: desde los Facundos, Agapitos, Demetrias y Gregorias de finales y principios de siglo hasta las Lucías, Martines, Enzos, Valerias y Valentinas que hoy acompañan a los Mohamed y a las Dayanas, pasando por todos los Marías delante de cualquier nombre de mujer en los años 50 y 60 hasta la invasión de Noelias de los primeros 70. La canción de Nino Bravo, estrenada en el 72, hizo que entre ese año y 1975 más de 50 burgalesas aparecieran en el Registro con este nombre.

Durante mucho tiempo el Diario no solo publicaba los asientos del Registro Civil sino que periódicamente daba cuenta de los movimientos demográficos de todos los partidos judiciales e incluso de los bautismos y no en la sección de ecos de sociedad. Y se pueden encontrar textos sorprendentes como el que sigue, que es de julio de 1930: «De los 78 que en el pasado mes de junio vinieron al mundo, 53 fueron varones, y 25 hembras. Por lo visto a las mujeres les va mal en nuestra ciudad. Fueron ilegítimos 11 y expósitos 6. Abortos 7. Fallecieron 59, 35 varones y 24 hembras y de ellos 13 eran menores de un año».

Un recién nacido, en el hospital de San Juan de Dios, en 1966.
Un recién nacido, en el hospital de San Juan de Dios, en 1966. - Foto: Fede Archivo DB

La costumbre de dar cuenta de las identidades personales con todo detalle abarcó también a quienes se herían o sufrían algún percance de salud e iban a pedir ayuda a la Casa de Socorro (ubicada donde ahora se encuentra el servicio territorial de Sanidad). A diario, DB publicaba la lista de quienes habían pasado por allí y por qué. Esta es de 1909: «Han sido curados en la Casa de Socorro: Sixto Martínez, de 17 años, de una herida punzante en el dedo índice de la mano izquierda. Juliana González, de 78, de una herida contusa en la región frontal y erosiones en la cara. Carmen Morquecha, de 25 de una herida contusa en el dedo pulgar de la mano izquierda. Ecequiel (sic) Caballero, de 19, de una erosión en el muslo derecho y Eulogio Delgado, de 12, de una contusión en el codo derecho». Más precisión, imposible.