Cada estación o apeadero de la línea Santander-Mediterráneo conserva un encanto propio, pese a repetirse el diseño y los elementos arquitectónicos. En Castrillo de la Reina está a punto de venirse abajo todo ese lánguido atractivo, con el riesgo de hacerlo sobre alguien y causar una desgracia.
«Es un peligro latente, porque cualquier persona que pase puede entrar y los edificios se encuentran en muy mal estado», apunta el alcalde, Galo Contreras, que ya ha alertado a Adif, como titular de los bienes, del «riesgo» que entraña su estado, sobre todo la cubierta.
Desde la CL-117 se aprecian las maderas del tejado que cuelgan literalmente en el aire tanto por fuera como por dentro del edificio, donde lo único que reluce aún son los azulejos con el nombre de la estación y las siglas S-M.
El alcalde de Castrillo de la Reina planteó en su día que esas instalaciones albergasen una escuela taller de empleo, pero nadie del Adif contestó a su carta. También se ha barajado la idea de convertir uno de los edificios en albergue para cicloturistas, pero «se necesitaría invertir mucho dinero en un inmueble que no es tuyo y hay tras prioridades en el pueblo», recalca Contreras.
Ese interés por conservar algún edificio de 2011 se topa hoy con la realidad. El estado actual de lo que antaño fue «una estación muy importante y concurrida» la aboca sin remedio al derribo. «Al menos podrían colocarse una lona o tela gigante con la foto para recordar cómo era», apunta. En su día, Castrillo se mostró contrario al desmantelamiento de las vías y apoyó el proyecto del Tren de cine pero Contreras reconoce que a día de hoy «no es viable».
Desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) aseguran que «las estaciones de Castrillo de la Reina y la de Cabezón de la Sierra están disponibles para su alquiler», al igual que todas las de la línea S-M que no están ocupadas y no prevé «ninguna inversión» en ellas. «En caso de que siga el proceso de deterioro se tomarán las medidas oportunas para evitar accidentes», añade.