Tras la reunión de hace poco más de diez días en la que los consejos rectores de los dos consorcios analizaron la alarmante situación financiera de los dos entes tras la subida de los tipos de interés, los concejales del PP y el PSOE que están capitaneando este asunto en representación del Gobierno de coalición y de la oposición, Manuel Manso y Julio César Arnaiz, mantuvieron ayer un encuentro para marcar la estrategia a seguir en el corto plazo. Si bien no se quieren tomar decisiones precipitadas, lo que se sabe es que no hay tiempo que perder, ya que la renegociación de la deuda es un asunto urgente y prioritario.
Más allá de abrir un proceso de renegociación de la deuda con las entidades financieras con las que existen los préstamos en vigor (en el caso del Desvío, Ibercaja, Dexia, correa de transmisión de los primera y CaixaBank, y en el de Villalonquéjar, del ICO y CaixaBank), el PSOE y el PP tomaron ayer la decisión de tantear a otros bancos para plantearles la posibilidad de una subrogación de la deuda, tal y como avanzó Arnaiz.
Los consejeros y, al mismo tiempo concejales del Ayuntamiento, quieren conocer la situación del mercado para poder optar por la opción que resulte más ventajosa y, al mismo tiempo, presionar a las entidades financieras con las que ahora existe un compromiso para que muevan ficha y mejoren las condiciones que ofrecen en la actualidad.
La situación es altamente preocupante, ya que en este momento las previsiones del Consorcio para la Gestión de la Variante Ferroviaria apuntan a que en 2024 habrá que pagar solo en intereses cinco millones de euros y en 2025 otros 4,9. Todo ello debido a que en el último acuerdo de refinanciación se firmó que el ente abonaría por este concepto el euríbor más un 1%. Tras las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE), esto se traduce en un 5,25%.
Aunque las dos últimas operaciones del Consorcio, por las que ha ingresado 24,3 millones de euros (impuestos excluidos) han dado algo de oxígeno al ente, lo cierto es que se trata de una falsa tranquilidad ya que únicamente pospone el problema un par de años. Prueba de ello es que solo los intereses que hay que pagar a los bancos se van a comer 9 millones de euros. Todo ello, mientras se amortizan otros 7,7 millones de capital.
Este escenario conduce a que en 2026, en un contexto de tipos de interés similar al actual, el Consorcio podría tener problemas incluso para poder pagar unos intereses millonarios. Porque cabe recordar aquí que los activos más intereses de suelo ya han sido enajenados.
En el Consorcio de Villalonquéjar la situación es únicamente mejor porque aquí la deuda del tramo A (la mal llamada sostenible y, en teoría, que se puede saldar con la venta de suelo) asciende a 57,31 millones y en el caso del Desvío se eleva hasta los 96,3. Eso, sin contar con la del tramo B, que ya asumió como propia el Ayuntamiento, y que en este momento se encuentra en los 23,6 y en los 26,4 respectivamente.
La foto fija en Villalonquéjar es la siguiente: En 2024 habrá que pagar casi tres millones en intereses (un 5,20%) y otros 2,75 de amortización de capital solo por el tramo A (el teóricamente sostenible).
Dicho de una manera que resulta ilustrativa, el Consorcio de Villalonquéjar tendrá que asumir pagos por valor de 5,75 millones de euros y la media de su histórico de ingresos por ventas a lo largo de los últimos once años es de 3,85 millones. Y como en el Desvío, aunque aquí el flujo de operaciones ha sido más constante, buena parte de los activos más interesantes han sido ya enajenados.
Lo que se pretende al hablar con otras entidades financieras es encontrar interlocutores de alto nivel en los bancos ya que se considera que hay que hablar con quienes tengan capacidad para tomar decisiones de gran calado.
En la actualidad, en el fondo de reserva del consorcio de Villalonquéjar hay 3,37 millones, mientras que en el del Desvío la cifra, tras las dos grandes operaciones cerradas recientemente, roza los 15,9 millones. Se tratan de cantidades elevadas, pero es que también lo son los compromisos que hay que afrontar los próximos años.
Está por ver si en las negociaciones que se abren se buscan soluciones para el corto o el medio plazo o si a lo que se aspira es a encontrar un resultado, aunque sea doloroso, ya definitivo.