Cuando compraron sus pisos sabían que la fachada principal daba a las traseras de la estación de autobuses, pero nunca imaginaron que el ruido de los autobuses cuando dan marcha atrás y la megafonía anunciando las salidas y llegadas no les iba a dejar dormir.
Los vecinos del número 1 de la calle Aranda de Duero reclaman al Ayuntamiento que insonorice las instalaciones o que baje el volumen de los altavoces, pero nadie ha atendido sus reclamaciones y han terminado acudiendo al Procurador del Común para pedir su amparo.
Los residentes recuerdan que la estación está abierta las 24 horas, pero durante la noche entran y salen autobuses con paradas breves y denuncian que los pitidos que realizan durante las maniobras resultan muy molestos. «Una cosa es que soportemos alguna molestia y otra lo que estamos soportando. El Ayuntamiento tiene la obligación de tener la estación en las mejores condiciones posibles y se pueden adoptar medidas para reducir los ruidos», indicó Fernando Juárez, uno de los vecinos más afectados.
En este sentido, propone que los autobuses nocturnos aparquen en línea, dado que la estación está vacía, para evitar que realicen maniobras. También reclaman que la estación ofrezca un servicio de información con paneles digitales que permitan ver y actualizar al momento las entradas y salidas de vehículos, horarios, destinos y las dársenas para evitar usar la megafonía y mientras tanto que se reduzca el volumen.
Ante las quejas vecinales, el Procurador del Común requirió hasta en tres ocasiones al Ayuntamiento que pusiera en marcha medidas correctoras, al tiempo que le instaba a realizar mediciones del ruido dentro de las viviendas para comprobar que la estación se ajusta a los niveles sonoros de la ordenanza de ruidos y la Ley de Ruido de Castilla y León. La institución no obtuvo respuesta e incluyó a la administración local en el registro de entidades no colaboradoras.
Finalmente, tras reactivarse una nueva reclamación, el Ayuntamiento decidió aceptar las recomendaciones y un técnico municipal acudió a la vivienda de uno de los denunciantes en agosto para realizar una medición. «El técnico dijo que superaba en nueve los decibelios permitidos en esta calle».
Sin embargo, nada se sabe de los resultados desde entonces a pesar de que los vecinos han seguido enviando cartas al Ayuntamiento para exigir una solución. «Como la estación es muy pequeña los vehículos deben hacer muchas maniobras», aseguran Álvaro Román.
Los residentes también denuncian que los autobuses permanecen durante largos periodos de tiempo con los motores encendidos, lo que generan ruidos y contaminación que salen a la calle Aranda de Duero. Otra de las quejas vecinales, que no solo afecta a los vecinos del número 1 sino también a los del 3 y 5 es el aparcamiento irregular sobre las aceras cuando se acude a dejar o a recoger viajeros con el consiguiente peligro para los peatones y vecinos, además de dificultar la salida de los buses.