Ignacio Manrique (Burgos, 1986) fue víctima de la reducción de plantilla del periódico en el que trabajaba en Madrid. Mientras se buscaba la vida en la capital trabajando en la hostelería, y para no abandonar la escritura, su gran pasión, comenzó a pasar a limpio los apuntes que anotó en un cuaderno durante un viaje de quince días con sus amigos en Inter Raíl. Así nació No fue otro estúpido viaje a Koprivnica, editado por Atlantis, libro que presenta mañana, a las ocho de la tarde, en la Sala Polisón del Teatro Principal.
Escrito de madrugada, en días libres, en los pocos ratos muertos que le quedaban después de las jornadas maratonianas de trabajo, el libro fue cogiendo forma, explica su autor. «No es una guía de viajes sobre cómo hacer el Inter Raíl, es la aventura pura y dura de viajar sin destino, de sobrevivir cada día y de resolver los problemas e inconvenientes que se iban planteando».
No es, tampoco, un libro filosófico.Pero según Manrique tiene mucho de filosofía de vida. «Son cuatro personajes, con cuatro maneras antagónicas de postularse ante los aconteciemientos, pero que, desde la amistad que les une, llegan a entenderse y a coordinar un viaje loco, accidentado, hilarante, cínico y, en definitiva, estúpido. También el subconsiente tiene mucho que ver en la historia y en el porqué del título de la novela. Cuando las cosas se hacen y se sienten con pasión, a veces quedan nombres y momentos grabados en la memoria que aparecen cuando menos te lo esperas y te llevan a cometer el error más maravilloso de tu vida», señala. Es una manera de reflejar la pasión por hacer las cosas. «Pasión por el fútbol, por las cervezas, por viajar, por reír y por ser felices», subraya.
El libro está escrito en un tono cómico, sarcástico, muy muy divertido. «En muchos momentos sacará la sonrisa al lector; un lector que se puede aproximar tanto a la historia y a los personajes que imaginará estar viajando con ellos por los mismos escenarios. Intenté pintar con palabras los lugares, el clima, las gentes, los trayectos, para que cualquiera pueda pegarse un viaje desde casa a través de las páginas de la novela». El libro está dirigido a cualquier adolescente con ganas de descubrir el mundo, a jóvenes inquietos «pero también a la persona más reacia a viajar y a salir de casa que podamos imaginar. Es un viaje para reír, aprender, disfrutar y ver cómo, por complicada que parezca la situación a la que nos tengamos que enfrentar, siempre hay una salida».