Oña es la flor de estos valles. Murmullos de aguas cristalinas arrullan el sueño de la villa asentada en medio de montañas, en un bello paisaje de verdores que huele a boj y a pinos. Catorce usuarios de la residencia de ancianos de Oña se han aprendido a la perfección el texto que da paso a la representación El Cronicón, que este año se celebrará del 13 al 17 de agosto en el patio de San Íñigo del Monasterio San Salvador. Leer, memorizar e interpretar no ha sido tarea sencilla pero los artistas han superado con creces sus propias expectativas gracias al apoyo incondicional del terapeuta José Luis Elvira, Aída y el equipo de voluntarios que han hecho posible que personas mayores de 70 años hagan sus pinitos como actores.

Uno a uno desfilaron ayer por el pasillo del salón de actos del centro vestidos con los trajes que lucen el conde Sancho García, la condesa Urraca Pérez, los reyes de Navarra, Tigridia o los monjes benedictinos en las funciones de verano, pero cambiaron las espadas, los cascos y escudos fabricados con hierro y las coronas y collares por accesorios que ellos mismos elaboraron en los talleres creativos impartidos desde el día 17. 

Con los nervios a flor de piel, al igual que los intérpretes reales -algunos de ellos acudieron al estreno- recitaron los textos con los que han trabajado la memoria -la gran mayoría con ayuda de un guion- e incluso se atrevieron a bailar una de las coreografías de la escena Política y amor. Elena, pozana de 92 años, se mostró especialmente emocionada mientras el público aplaudía sin cesar al finalizar la función. «Lo mejor de estas jornadas de voluntariado y convivencia ha sido la oportunidad de aprender cosas nuevas y salir de la rutina», declaró en compañía de su 'sobrina' Chus, la cual hizo todo lo que estuvo en su mano para «no faltar a un acto que da a estos mayores la importancia que tienen». Esta tarde, los verdaderos actores presentarán la recreación.