Hasta que David González no sitúa el listón a 2,18 metros de altura en el módulo de San Amaro donde habitualmente entrena, uno no es consciente de la dificultad que debe de conllevar un salto así. Es la altura aproximada de muchas señales de tráfico, algunas puertas o de los jugadores de baloncesto más altos. Y esa distancia es la que, este burgalés de 21 años, saltó hace una semana para proclamarse campeón de España bajo techo a nivel absoluto y sellar su billete al próximo Campeonato de Europa sub-23 de Noruega. Esos 2,18 eran la mínima exigida. «Todavía no me lo creo», confiesa el que ahora mismo es, por méritos propios, una de las esperanzas nacionales de esta disciplina. Quiere revivirla.
Venía de ganar el oro sub-23 con 2,12 metros y conquistó el absoluto con seis centímetros más... ¿una medalla de oro tal y como imaginó... o incluso mejor?
Hombre, me veía muy bien en los entrenamientos, pero el salto tiene que salir. Vas al campeonato y tienes que primero creértelo y luego hacerlo. Salió el día que tenía que salir.
¿Cómo explica tal mejora de un campeonato a otro?
La realidad es que en el sub-23 acabé contentísimo por lograr la medalla de oro, pero no me fui con sensaciones buenas porque sabía que era capaz de más. Por eso llegué al absoluto con rabia. Pensaba 'tiene que salir ya una marca mejor porque estoy muy bien'... y así fue.
David González, campeón de España de salto de altura en pista cubierta. - Foto: Alberto Rodrigo¿Había alcanzado alguna vez los 2,18 en los entrenamientos o en Gallur (Madrid) sacó su mejor versión?
Este año he estado entrenando en 2,10, que es una locura, porque el año pasado estaba en 2,04 o 2,02. Por eso me veía tan bien y por eso, cuando en un campeonato hacía 2,12 sabía que era capaz de más. En la competición, además, he tenido un pique muy sano con Pablo Martínez, que quedó segundo. Eso te motiva. Tienes que ganarle. Por eso saltaba, por el oro. Cuando salté al segundo intento 2,17, el oro ya era mío.
Es decir, que lo habitual no es saltar más entrenando que compitiendo.
Es que entrenar y competir es completamente diferente. En los entrenamientos se trabaja la técnica, no se fuerza tanto, aunque siempre haces un par de saltos buenos en cada sesión. Pero no es lo mismo. Cuando llega una competición te concentras mucho más. Es muy diferente, al menos en mi caso. Hay gente a la que quizá le sale mejor el entrenamiento que la competición, pero en mi caso es al revés. Por eso sabía que el 2,10 entrenando era buena señal.
Esa marca de 2,18 es la mínima europea, ¿ya ha asimilado que en julio acudirá al Europeo sub-23 de Noruega?
Va por momentos. A veces lo pienso y no me lo creo. Me viene a la cabeza la ropa de la selección española... creo que para cualquier atleta es un sueño. Representar a tu país supone un plus. Además recuerdo que, cuando vi las mínimas europeas en diciembre pensé: 'Madre mía, se han pasado'. Hace dos años pedían 2,17. Me esperaba 2,15 o 2,16 y lo subieron a 2,18. Y ahora lo he conseguido y voy a ir al Europeo (resopla). Increíble.
Cuando acabó el Nacional absoluto me acerqué para hacerme una foto con las manos a la altura del listón y dije '¿Cómo he podido saltar esto?'»
Hábleme un poco más de ese «pique sano» que vivió con sus rivales en el absoluto.
La relación en la altura es muy buena. Pasas dos horas compitiendo, te conoces. Me llevo muy bien con todos y a veces nos echamos unas risas. Eso sí, cuando toca estar centrado, hay que estar centrado. Ahí empieza un pique que es, repito, muy sano. No es enfadarte porque el rival ha saltado más, es alegrarte por él e intentar igualarlo o superarlo. De hecho, cuando alguien lo hace bien piensas en la pasada de concurso que está haciendo. Lo disfrutas.
Cuando toca estar centrado imagino que tiene su propio ritual. Como cuando en baloncesto alguien lanza un tiro libre. ¿En qué piensa, qué hace antes de saltar?
Me digo a mí mismo que puedo, que soy capaz y pienso en la carrera. Lo que nunca hago es acercarme al listón. Si lo hago pienso 'vaya barbaridad de altura'. Te puedes cagar (ríe), entonces es mejor verlo de lejos, correr, saltarlo e irte. De hecho, cuando acabó el absoluto me acerqué para hacerme una foto con las manos a la altura del listón y dije 'madre mía, ¿cómo he saltado esto?'.
Y una vez salta, vuelvo a imaginar que cuenta con una técnica muy personal.
Eso es. Cada uno lo hace diferente. Hay gente que, si mide menos, coge más carrerilla para intentar aprovechar su velocidad y saltar más. En cambio, en mi caso hemos averiguado que, cuanto más lento y más controlado llego para apoyar bien el pie, mejor me va. Pero cada uno es diferente. Por ejemplo, a mí me cuesta arquear, pero otros arquean perfecto, otros dejan los pies, otros pegan un saltito en la carrera... hay tantos estilos como saltadores.
¿Alguien le ha inspirado? ¿Tiene algún referente?
Me gusta mucho Gianmarco Tamberi, el italiano (campeón olímpico en 2020, doble campeón mundial y cuatro veces campeón europeo). Es el saltador que todo el mundo conoce porque se hace ver, es todo un showman. Es lo que mola de este deporte, ser bueno y dar espectáculo. Pero también es lo complicado.
¿Cómo recuerda el salto que le convierte en campeón? ¿Qué sensación es la primera que invade su cuerpo?
Pues la verdad es que he estado viendo el vídeo mil veces. El salto del 2,17 es limpio, pero en el 2,18 rozo un poco el listón y por eso miro hacia arriba desde la colchoneta. El listón empieza a temblar, pero veo que no se cae y ya empiezo a celebrar gritando. Alegría total. No me lo creía.
Estaría guay subir un poco más la marca antes de que llegue el Europeo. Intentar el 2,20.Esa es la siguiente barrera»
¿Con quién lo celebró? ¿Tuvo apoyo en las gradas del Centro Deportivo de Gallur?
Claro. Nada más saltar busqué con la mirada a mi familia y a mis amigos, que estaban allí, más contentos que yo.
En los últimos nueve años no se ha repetido campeón nacional bajo techo en su disciplina. Ya tiene próximo reto.
La verdad es que la altura lleva flojilla unos años. Hay que revivirla, pero poco a poco. Tampoco hay que intentar salta ya 2,30. Poco a poco queremos que tome impulso para que, ojalá, llegue a lo que es ahora el 400, que es flipante.
¿Lo dice porque tuvo la suerte de presenciar en directo la que ya han bautizado como la mejor carrera de la historia de 400, en la que estuvo su paisana, Eva Santidrián?
Sí. Fue una locura. Ojalá ver algo así en la altura algún día. Ese pique, esa emoción... también tiene que haber mucha presión, pero sería una pasada.
¿Sabe si haber enlazado cuatro títulos nacionales -entre sub-23 y absoluto- tiene precedente? ¿Lo ha pensado?
No lo sé, la verdad... (se lo piensa). Un amigo mío me lo dijo hace nada, que llevo cuatro medallas seguidas en medio año y no he perdido en mucho tiempo, pero ya llegará el momento y no pasará nada. He ganado tanto en tan poco que no voy a venirme abajo cuando no lo haga. Perder es normal, lo de ahora no tanto.
Me llama la atención que siga compitiendo con un equipo local como es el Image Florentino Diaz Reig (FDR), ¿tiene pensado seguir vistiendo de morado? ¿Ha tenido otras propuestas?
El año pasado sí que hablé con algún otro equipo, pero decidí quedarme porque el Image FDR es filial de uno que está en Primera División, el Atlético Salamanca, con el que compito en ligas. Estuve hablando con ellos para quedarme y me pareció bien estar un año más en Primera antes de competir en División de Honor. Era una liga más sencilla, con menos presión y quería un año más tranquilo al ser el último de sub-23.
He ganado tanto en tan poco tiempo que no voy a venirme abajo cuando no lo haga. Llegará el momento»
¿Empezó a destacar, a saltar más, cuando dio 'el estirón'?
Más o menos, sí. Hace dos o tres años. Ahora estoy en 1,96 o 1,97, pero era el más bajo del podio absoluto. Mis compañeros medían 1,99 y 2,02...
Pueden montar un equipo de baloncesto...
O uno de voleibol. Con un par o tres más, lo tenemos (ríe). Encima saltamos mucho, que es lo importante.
¿Hay alguna prueba bajo techo más antes del Europeo sub-23 o su cabeza ya está en julio y en Noruega?
Bajo techo ya ha acabado mi temporada. Si no salía la mínima de 2,18 me hubiera buscado alguna cita más para alcanzarla, pero ya la tengo. Toca descansar para centrarme después en el aire libre. Estaría guay subir un poco más la marca antes de que llegue el Europeo. Intentar el 2,20 en alguna competición previa. Esa es la siguiente barrera, que queda mucho mejor el número redondo (ríe).