Traficaba por toda la ciudad, pero sobre todo en el barrio de San Pedro de la Fuente. Y pasaba todo tipo de sustancias, pero, en especial, cocaína. La Audiencia de Burgos acaba de condenar a este camello a tres años y seis meses de prisión por un delito contra la salud pública, después de que la Fiscalía y la defensa del autor llegaran a un acuerdo.
La Brigada de Estupefacientes puso el foco sobre este individuo a principios del año 2020. Tras varios seguimientos y vigilancias discretas los policías burgaleses llegaron a la conclusión de que se dedicaba al suministro y venta de cocaína a pequeña escala en la capital burgalesa. En las labores de control de sus movimientos, los agentes de la Policía Nacional se apostaban cerca de la puerta de su domicilio y, desde allí, lo seguían hasta los lugares donde efectuaba los pases de droga. Así, los días 12 y 13 de enero de 2020 tuvo bastante ajetreo. Después de salir de su casa se dirigió con su vehículo al barrio de Cortes, donde hizo el primer intercambio. Después se dirigió al barrio de San Pedro de la Fuente, en concreto «a las inmediaciones del bar Flipper, donde fue sorprendido realizando un pase de sustancia estupefaciente a cambio de dinero», según reza la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico.
No era la primera vez que lo hacía. De hecho, la Comisaría tenía claro que el «acusado utilizaba su domicilio y el trastero como lugar de almacenaje de la droga» con la que traficaba. Los 'estupas' esperaron al día 15 de enero para detenerlo. En esa ocasión, sobre las 22 horas, salió de su vivienda y se montó en su automóvil junto a otras 3 personas para dirigirse a la calle Villadiego. Allí fue sorprendido vendiendo una roca de cocaína de 33,95 gramos de peso. Poco después, en la misma calle, los agentes vieron cómo se sacaba de uno de sus zapatos un envoltorio que vendió a otra persona.
Con todos estos indicios, el juzgado de Instrucción número 1 concedió autorización para la entrada y registro en su casa. Entre su domicilio y el trastero la Policía encontró más de 300 gramos de cocaína distribuidos en varios envoltorios. Asimismo, halló 22 bellotas de resina de cannabis con un peso de 200 gramos, dos gramos de speed y cinco gramos de ketamina, además de cuatro básculas de precisión. Toda la droga intervenida habría costado más de 43.000 euros en el mercado negro. También le fueron decomisados 1.310 euros en metálico.
La Audiencia de Burgos le ha impuesto 3 años y medio de cárcel al apreciar la atenuante analógica de drogadicción del acusado, ya que quedó probado que a la fecha de los hechos era consumidor habitual de sustancias, motivo por el que tenía ligeramente afectada su capacidad psicofísica.